Capítulo 27. [ Final ]

3.8K 242 88
                                    

"-Ahorα quien es la mosquita muerta.-masculló apretando el gatillo. -No vemos en el infierno, puta.-y disparó, atravesando la cabeza de..."

Lo hemos perdido todo, el amor se ha ido. Ha ganado ella. Ahora esto no es divertido. Lo hemos perdido todo. El amor se ha ido.

Valentina le trajo una taza de tila. Carolina seguía llorando, sin calmarse, con sollozos ahogados, de puro dolor. Nunca hubiera creído que si Agustín la hubiera engañado, no se sentiría tan mal.

-Cariño -la tranquilizó Valentina. -Tómate este tila, te tranquilizara un poco.

Carolina cogió la taza. Dio un grito, se tenia que desahogar. ¡Mierda! Valentina suspiró. No se quejó, ni se opuso. Tampoco sabia lo que se sentía, pero Carolina estaba muy mal.

> Sentimos la magia, y esto es trágico. No pudiste contener tus manos, para ti. Siento que nuestro mundo se ha infectado. Y como de alguna manera me has dejado olvidada. Hemos visto que nuestras vidas han cambiado. Cariño, me perdiste.

-No me lo puedo creer -una pequeña gotita salpicó el color amarillento del tila. Las lágrimas no paraban de caer por el rostro de ella. -Le dije, confiaba en él, y aún así...

-Shhh....cálmate...no me tienes que dar explicaciones, ha sido un completo idiota, eso es todo...tú no mereces estar de este modo.- Valentina tenia razón. Y mientras intentaba que la tila pasara por su garganta -porque tenía el estomago bien cerrado- seguía recordando aquella canción de Cristina... "Ahora sé lo que sientes, y eramos cariñosos...pero elegiste la lujuria...cuando me engañaste... Y te arrepentirás...pero es demasiado tarde; ¿Como voy a confiar en ti otra vez?

Agustín daba vueltas en la cama. No había comido, no le pasaba nada por el cuello. La almohada estaba húmeda. Era la primera vez que lloraba por una mujer. Era la primera vez que lloraba. Aún así, se había emocionado cuando Carolina perdió la virginidad con él. Pero nunca había llorado así. Y se sentía mal, muy mal. Aquella jodida almohada olía a ella, a su perfume, a su pelo. Y entonces Agustín se dio cuenta de lo que había hecho. Había perdido a la persona más importante de su vida. Pero iba a recuperarla, fuera como fuera. Se levantó, dejando en esa jodida cama los recuerdos que Sasha le había hecho revivir. Y esta vez, iba a enterrarlos. Para siempre. Debía pensar donde podría estar Carolina. La conocía perfectamente para saber que su mejor amiga era Valentina. Agustín se dio cuenta que frente a su casa aún estaba el auto de Sasha. Se acercó. ¿No se había ido aún? No vio a nadie. Salvo un poco cargamento en el asiento del copiloto. Algunas balas y cintas de armas.

-Mierda.-masculla Agustín. -¡Mierda!

Se fue a toda prisa a su garaje, cargó con su querido subfusil con silenciador y se montó en su MTT Turbine. Poniéndose el casco a toda prisa, cogiendo los doscientos kilómetros por hora en menos de un minuto. Un frenazo quedó marcado en el asfalto de la carretera. Cuando Carolina no podía dormir, se iba a su clínica a trabajar. Aunque fuera de noche...o madrugada. Eran ya tocadas la una de la madrugada. Si no estaba allí, iría directo a la casa de Valentina. Pero sabia cuales eran las intenciones de Sasha antes de irse a Rusia. Y para nada lo permitiría. Para nada. Protegería a Carolina a muerte. Se dio cuenta de que la puerta estaba abierta. Entró sin pensarselos dos veces. El pasillo estaba oscuro. A cualquier persona normal le hubiera dado un poco de miedo entrar allí. Pero no a Agustín. Cargó su subfusil preparándolo, mientras se dirigía al despacho de Carolina. El único sitio donde había luz. Entró. Carolina estaba sentada en su escritorio, pasando algunas cosas a su ordenador. Él miro a su alrededor. Si se hubiera equivocado... Carolina lo odiaría aún más.

ProtégemeDonde viven las historias. Descúbrelo ahora