15. Tú te ves sexy siempre.

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Donovan está en la cuidad. Emma de había dormido de vuelta a casa. Agustín la tomó en brazos y la llevó hasta su habitación, mientras que Carolina se le quedaba mirando, embobada. Lo adoraba, era...era más que estupendo. Se decidió a irse a su habitación. Se estaba sacando los tacones cuando la puerta se cerró y careless whisper sonaba de fondo.

Agustín la rodeó por la cintura, apartándole el cabello y besando el arco del cuello de ella. La melodía del saxo, de fondo, lo hacía aún más romántico. Agustín se tambaleó un poco, haciendo que Carolina también se moviera a su compás. Las manos de Agustín se posaron en sus hombros y los amoldaron, haciéndola gemir.

—Estás tensa... — susurró Agustín.

—Mis padres me estresan. — ella agachó la mirada. —lo siento.

—No pasa nada. — sonrió y la hizo girar, para mirarla a la cara.— Tú no tienes la culpa. — acarició su barbilla y la besó, juntando su cuerpo con el de ella. —mmh, sabes a Baileys. — Carolina apoyó su cabeza en el pecho de Agustín. Él suspiró. —bonita, no me gusta verte así.

—Bueno... — Carolina tenía ganas de llorar. Le habían fastidiado la cena. Y... —han dado muy mala imagen.

—Para nada. — Agustín acarició algunos mechones de pelo. — ven conmigo, tengo algo que te va a gustar. — Agustín la tomó de la mano y se la llevó hacia abajo. Cuando se dio cuenta de que ella iba descalza. —pero te hubieras puesto las zapatilla mi amor. — rió.

—Es que como me has agarrado así tan...improvisto. — Carolina aún tenía una expresión seria. Triste. Agustín intentó sacarle una sonrisa.

—Anda, sube. — se inclinó. Carolina se negó. —Bueno, entonces... — Agustín la agarró por los muslos y la cargó en su hombro.

—¡Agustín Bernasconi bajáme! — se rió Carolina.

—Oh, para nada. — Agustín abrió la puerta. La noche parecía más oscura y todo. —este vestido te hace un culo delicioso. — dijo dándole una nalgada. Carolina escucho como las puertas del garaje se abrían. Agustín la dejó en el suelo. Ella se giró y se colocó bien el vestido. Cuando alzó la vista, abrió la boca. Al lado del Lamborghini de Agustín yacía quieto, aparcado, pequeño. Precioso. Un mini cooper D, blanco con las líneas negras. Con un lazo rojo que lo hacia...adorable.

—Santo Dios... — Agustín la miró y le enseñó unas llaves.

—¿Te gusta?

—Me encanta... — los ojos de Carolina se humedecieron. Abrazó a Agustín y empezó a llorar.

Agustín chasqueo la lengua.

—Bonita, pero, ¿por qué lloras? — dijo abrazándola fuerte.

—Es que, haces demasiado... — dijo sollozando. —yo no me merezco todoe esto. Mi padre tiene razón, ¡soy una fisioterapeuta de mierda! No me merezco un hombre como tú. — Agustín la apartó.

—Oye, no vuelvas a decir eso, ¿me escuchaste? — Agustín le apartó las lágrimas con el pulgar.

—Pero es verdad. — sollozó.

—No, no es verdad. — Agustín la levantó y le besó la boca. Con ansias. —te amo, te amo tanto, Caro, que no te cambiaría por nada. Te amo, tal y como eres, así, no hace falta más.

—Pero no te llego ni a la suela. — siguió ella. —ni yo, ni mi familia.

—Cállate ya. — le mandó Agustín. —me voy a enojar. No debes considerarte eso, sabes que no estás en lo cierto. — Agustín la volvió a abrazar. Carolina lo estriñó fuerte contra ella. —No me dejes, nunca. — pidió él. —¿Me escuchaste?

Carolina asintió.

—Pero si me muero algún día... — Agustín la miró. Ahora sí, enojado. —shhht, espera... — Carolina respiró y prosiguió hablando. —quiero que sepas que quiero que vuelva a haber otra señora Bernasconi.

Agustín apretó los dientes. Sí, estaba enojado. Las palabras de Carolina le oprimieron el pecho. Dolía. Dolía imaginar que a ella, le pudiera pasar la más mínima de las cosas.

—No digas esas cosas, me hacen daño. — admitió Agustín. — ¿Sabes por qué no me he casado aún? — Carolina ladeó la cabeza. —porque cuando lo haga quiero que sea para siempre. Y lo nuestro es para siempre. — Carolina volvió a llorar. —Nena, tú serás la única señora Bernasconi. La única para Agustín, Agustín Bernasconi. — Carolina no paraba de llorar. Agustín cerró la puerta del garaje con rapidez y la agarró en brazos, de nuevo, hasta la cama, y la tumbó ahí. Ahora sonaba Speechless de Beyoncé. —No me llores más, princesa. — le acarició la mejilla.

—Eres tan perfecto... — le susurró ella, viéndolo a los ojos.

—No, sabes que no. — Agustín bajó por su cuerpo y le subió el vestido.

—Pues, lo que más se le acerca. — sonrió ella, mientras Agustín, le besaba el torso, el cuello, la besaba, a toda ella. Carolina le quitó la americana.

—Te ves muy sexy con camisa. — dijo ella, dibujando una sonrisa en su rostro.

Tú te ves sexy siempre.







[🌹]

Ahora si, no me pueden negar que Agustín es un tierno y que quieren un novio como él.😍

Bananas, ¿les gustaría que hiciera un maratón?
Si es así, comenta un “🍌”

Las amo💚

Noy🌟



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