Capítulo 10.

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Alguien levantó la persiana bruscamente haciendo que Carolina abriera los ojos.

—Oh,mierda...—murmuró,tapándose sus sensibles ojos con el cojín. Eso se lo hacia su madre cuando tenía diez años. Pero, ¿ahora? Ahora que estaba a punto de cumplir los veintidós no la molestaban de buena mañana a esa manera. Cuando sus ojos se adaptaron,aparto la almohada.

—Buenos días—dijo Agustín con entonación.—Date una rápida ducha y arréglate un poco. El desayuno ya esta hecho—Carolina lo miró interrogativa. ¿A que venia tanto afecto por parte de ese hombre frío y arrogante?—Hoy vendrás conmigo al pueblo. Necesitas ropa de tu tamaño.—dijo observando como el jersey cubría aún el pequeño cuerpo de Carolina.—Si no quieres,tendrás que pasar con jersey's que te vayan entre siete y diez tallas grandes.

—Claro que quiero—farfulló Carolina quitándose las sabanas de encima y sentándose en la cama. Agustín observó las piernas de Carolina. Quería acercarse a ellas y hacerle de todo.

—Pero yo no tengo dinero—se excusó Carolina.

—Te lo compro yo—dijo Agustín dirigiéndose hacia afuera.

—No puedo aceptar que me compres la ropa...

—Tómatelo como un regalo. Cuando esta misión terminé ya no nos tendremos que ver más. Y al menos un recuerdo de mi te quedará, cada vez que abras el armario.—él se rió. Pero a Carolina no le hacia gracia ¿Porque? Simplemente, porque al escuchar a Agustín comentar el "Ya no nos tendremos que ver más" le puso la piel de gallina por angustia. ¿Y por que sentía eso? Aún no lo sabia.

—Bueno,¿que? ¿Vas a arreglarte o no?—la arrogancia volvió en él tono de voz de él. Ella se levantó mirándolo mal.

—Voy a ducharme—dijo girando sobre sus talones descalzos y dirigiéndose al baño.

—Date prisa—dijo Agustín dándole una nalgada y adelantándola hacia el salón. Carolina bufó,frustrada. Si,estaba frustrada. Claro que ahora quería que esa misión terminara ya. Y olvidarse de Agustín y toda esa mierda para siempre. Carolina llevaba una sudadera de Agustín que le llegaba por las rodillas,pero le daba igual. Llevaba el único sostén y las únicas bragas que tenia. Y no llevaba pantalón ¿para que? El pelo se lo había arreglado bastante bien, aunque sin espuma ni alzador era bastante difícil. Ni maquillaje ni nada... En una casa donde solo vivían dos hombres,no había ni una gota de rímel. Agustín la cogió de la mano. Carolina sintió una punzada en el pecho.

—Es mejor así. No quiero que suceda algo de nuevo—le miro su pierna, apenado. Carolina sintió alegría al saber que Agustín se preocupaba más de lo normal por ella. Tiro un poco, haciéndola caminar por la calle principal,donde había la mayoría de las tiendas. Entraron en una de jeans. Pasaron a la gran sección femenina y Carolina miró alrededor de ella. Agustín cogió un par de pantalones del estante de arriba. Unos azul oscuro,y unos más claritos.

—¿Que tallas usas?

—La cuarenta.

—Estás delgada.

—No digas tonterías.

—No las digo. Soy un hombre...y te recuerdo que te ví perfectamente en paños menores y éstas estupendamente.

Carolina se ruborizó. Agustín le alcanzó sus tallas de esos dos pantalones. Carolina los desplegó y los observo. De cintura baja y apretados del muslo y pierna.

—Esto es demasiado para mi. No tengo suficiente.

—Pruébatelos. Estoy seguro de que de quedaran perfectos.—le cogió de los hombros y la adentro en el probador. Eso no la había molestado. Al contrario...sonrió. Estoy comprando ropa para mi con Agustín. Se probo los pantalones más oscuros. Se miro al espejo. Parecía tener las piernas más largas y un mejor culo. Eran lo suficiente bajos para que fuera enseñando algo del bajo vientre. Corrió la cortina de nuevo. Agustín la miró,sentado en el banco de enfrente,donde había otros hombres esperando seguramente a sus mujeres.

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