44. Búsqueda.

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El coche derrapó en la arena.

—Hemos llegado —Carolina se bajó del coche. Ana la repasó con la mirada.

—¿Ya te cuida bien, Agustín? —bromeó ella. —Sino, ya sabes... aquí tienes a alguien...

—Ana —Carolina hizo un gesto con las manos, queriendo decir 'basta'. Pero aún así, ella sonrió. —No me va la tortilla... lo siento, soy más heterosexual que Agustín —ladeó la cabeza.

—Que pena, te lo hubieras pasado bien conmigo —le guiñó un ojo.

—No lo dudo —Carolina rió. —Pero encontrarás a alguien que te guste más, de veras.

—Oh, eso espero. Pero eso no quita el que seas preciosa —Ana alzó la mirada. —Si tardas algo más de diez minutos, entro —Carolina asintió. Miró en la dirección de la casa. Era una mansión enorme, hasta daba algo de miedo. —Carolina —la llamó Ana.

—¿Qué? —a los pocos segundos Carolina sintió los labios de Ana sobre los suyos.

—Era ahora, o nunca. No le digas a Agustín, preciosa, me matará... ahora corre, Carolina, corre —ella no se lo pensó dos veces.

Carolina se jodió la espalda. Y tanto. Pero la puerta cayó al suelo. Unos brazos la recibieron.

—Pero mira a quien tenemos aquí —dijo él, con su típico acento.

—Alexander, suéltame.

—¿Si no qué?

—Si no... —Carolina agarró impulso y le dio una buen coz. Donovan se retorció en el piso.

—Pu... ta —ella se cruzó de brazos. Miró a su alrededor. La mansión por dentro parecía de prestigio, de alta sociedad. Una enorme luz de araña colgaba del techo, daba impresión. Ella aprovechó la distracción de Álex para agarrar su pistola.

—¿Dónde está Emma? —dijo apuntándolo.

—¿Emma? ¿Qué Emma? —sonrió Alexander, acercándose a ella, peligrosamente.

—¡Mi hija!

—¿Tu hija? ¿Te refieres a una niñita...? —hizo un ademán con las manos. —más o menos, de esta altura... unos ojos grandes, almendrados, de una melena castaña y larga... con unos labios realmente hermosos, y debo decir que son tan cálidos y suaves como los de su madre... —Carolina sintió la furia recorrer su cuerpo, el hijo de puta besó a su niña. —¿En qué me quedé? ¡Ah sí! Y... que quizás llevaba un peto azul y blusa blanca...

—Esa misma.

—Pues, resulta, mi querida Carolina... que a estas alturas debe ser presa de las amenazas del bosque... —sonrió cínicamente. —Porque no es ella lo que yo quería, si no a ti.

—¡¿Dónde está?! —chilló Carolina. La mano le temblaba y las lágrimas corrían por su rostro. —¡Hijo de puta! ¿¡Dónde la dejaste!?

—Ya te lo he dicho —él volvió a sonreír. Alzó la mano para acariciar uno de los mechones de Carolina. Ella seguía con la mirada fija en la suya. En esos ojos azules oscuros, llenos de malicia. —Herida, desprotegida, pobre... en medio de un bosque. Pero eso no importa ahora. Porque tú estás aquí. Te tengo donde quería —chasqueo los dedos. Las luces se apagaron. Después... nada.


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🍌¡hola bananas!🍌

💚¿cómo dicen que les va?💚

recién caigo en cuenta que quedan solo dos capítulos y el epílogo😭💔

y bueno, ustedes deciden si los subo entre mañana, el lunes y el martes💞

💚espero que tengan un feliz sábado💚

💚las amo💚

noy🍟 (amo este emoji de las papas fritas😹💚)

🍟🍟🍟🍟🍟🍟🍟🍟🍟🍟🍟🍟🍟🍟🍟🍟

¡vivan! ahre no.

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ProtégemeDonde viven las historias. Descúbrelo ahora