Capítulo 28.

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Brandon cruzo la habitación y siguió a ____. Miro el contoneo de sus caderas y entro en la habitación de ella y observo como se agachaba y trataba de esconder la bolsa rosada debajo de su cama. Él la miro divertido y se apoyó en la pared. Viajo su mirada por toda la esbelta espalda de ella y la clavo en su redondo y perfecto trasero. Se mordió el labio pensando en ____ con el disfraz de policía sexy. Tenía que amar a Paty por hacer ese tipo de regalos. Sin duda que la amaba en aquellos momentos. Siguió mirándola en silencio y un montón de escenas eróticas pasaron por su cabeza.


Maldición.


Esa mujer era la verdadera definición de deseo. Nunca había deseado a una mujer tanto. Nunca. A pesar de su fuerte carácter y el desagrado que mostraba hacia él, la gran mayoría del tiempo. La deseaba...pensó que haber hecho el amor con ella evitaría que la deseara otra vez. Error. Grave error. Estaba pasando todo lo contrario, su cuerpo reaccionaba de una manera ante ella. Y todo empeoraba cuando las imágenes de ella usando un sexy disfraz, estaba rondando por toda su cabeza.


Ella se levantó y se dio la vuelta encontrándose a Brandon observando fija e intensamente. Un incómodo silencio dominó la habitación unos segundos, seguía mirándola, como si estuviese en un tipo de trance o como si su mente estuviese en otro lado. Sintió un escalofrío en su espalda y aclaró su garganta.


-¿Brandon? -le dijo sacándolo de su trance, clavando su mirada ahora en sus ojos.


-¿Por qué escondes la bolsa en su cama?


Ella se encogió de hombros y con su pie empujo aún más la bolsa.


-Ni idea. No quiero tenerla en mi vista, no la usare.


O tal vez si, pensó él y sonrió con malicia.


-Tal vez no quieras que yo sepa dónde está. Pero en ese caso deberías de buscar un escondite mejor. -Ella volvió a arrodillarse y cogió la bolsa. Luego miro a Brandon y le hizo un gesto con la cabeza.


-Deberías salir, no quisiera que vieras donde la oculto.


-Admites que no quieres que sepa dónde está, eh? -curvo las comisuras de sus labios y arqueo una ceja.


-Si...digo no -se corrigió rápidamente- Solo lárgate. ¿Te gustaría que estuviese en tu habitación las veinticuatro horas del día?


Brandon miro pensativo el techo y una burlona sonrisa se dibujó sus labios.


-¿En verdad quieres saber la respuesta?


No. Ya se imaginaba la respuesta a su pregunta.


-No, gracias. Ahora si eres tan amable quisieras que salieras de mi habitación, ya. -le ordeno seria. Él se rió y siguió apoyado contra la pared.


-No quiero.


-Después te quejas y dices que yo soy la testadura -bufo y se acercó a él e intento tomarle el musculoso brazo para sacarlo. Suspiro lentamente cuando sintió los músculos de su brazo alrededor de su pequeña mano. Aparto su mano e intento empujarlo. Falló. Era como empujar una montaña- Oye, coopera conmigo y sal.


El exhalo y negó con la cabeza. Se detuvo en el umbral de la puerta y la miro sobre el hombro.


-Sigo insistiendo que deberías de usar las esposas y el disfraz. Si no puedo esposarte y luego vestirte yo mismo -le sonrió pícaro. Ella rodó sus ojos.


-En tus sueños, Brandon.-Pero también en los de ella.


-Si tú lo dices... -dicho eso, salió.


Miro la bolsa otra vez y una pequeña y divertida sonrisa se asomó en sus labios. Se imaginó vistiendo de policía sexy con esposas para... Sacudió sus pensamientos. Tanto tiempo con Brandon comenzaba a afectarle.

Mi falso prometido (Brandon Meza y tú.)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora