Capítulo 1

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Hay miles de historias que pueden caber en el lapso de tiempo encerrado entre el primer y el último mes de verano pero probablemente esta no podía haber ocurrido en otro lugar que no fuera en aquel pequeño pueblo instalado en un valle.

En el susodicho lugar no vivía demasiada gente pero aun así tenía un instituto y un colegio, unas instalaciones de las que pocos pueblos tan pequeños podían presumir.

 Lo que más lo definía era la equitación y su respeto a los caballos, un animal que había marcado su historia, aunque a día de hoy solo algunos adolescentes seguían practicando este deporte.

Entre este selecto grupo de jinetes se encontraba Blanca, una chica de diecisiete años, con unos cautivadores ojos marrones y un pelo envuelto suavemente en ondulaciones de un color castaño claro.

La jóven vivía con sus padres y sus dos hermanos, Emma, de siete años, y Daniel, de dieciocho, en una casa envidiable y cercana a una pradera bastante conocida en el pueblo. 

Este verde rincón de ensueño estaba rodeado por el bosque y muy cerca del río que bordeaba el valle.

 Blanca tenía una familia aparentemente normal e incluso idílica, con todo lo que se podría desear en un lugar así.

Esta familia convivía con un perro, Bady, y tres caballos: Quimera, Dalia y Galán, que habitualmente descansaban en los establos de su jardín. Sí, era una casa especialmente grande, todo gracias al puesto de su padre y su gran estabilidad económica; pero en realidad no era tan normal y dichosa como parecía a simple vista.

 En el mismo pueblo vivía Ángela, una joven con tantas pecas como alegría,inocencia y humildad. Llamaba la atención su melena pelirroja y llena de rizos que realzaban su carácter risueño. 

A diferencia de Blanca, Ángela tenía dieciséis años y vivía con su padre y su hermana pequeña Érica, de la misma edad que Emma. Desafortunadamente, la madre de las niñas murió de cáncer cuando Érica tenía apenas tres años. 

El padre trabajaba duro y hacía el papel de padre y madre a la vez para poder sacar adelante a las dos niñas; era un hombre fantástico que se desvivía por sus hijas. Ambas querían muchísimo a su ejemplar padre.

 La familia de Ángela tenía un caballo grisáceo llamado Silencio y una yegua: Crimea; Estos animales eran una de las mejores compañías de las chicas, que a pesar de la gran desgracia que habían tenido que afrontar, nunca perdían la sonrisa ni las ganas de continuar gracias a todo el apoyo que recibían de las personas que les rodeaban, entre ellas, Blanca, que era gran amiga de la familia desde que Ángela y ella eran muy pequeñas. Estaban muy unidas y mantenían una bonita amistad de más de diez años. 

Por otra parte, Bruno, otro viejo amigo de las chicas, vivía con su anciana abuela ya que sus padres también habían fallecido, pero no por enfermedad si no en un accidente de tráfico cuando él tenía trece años. Ahora tenía casi veinte y convivía desde entonces bajo el mismo techo que su abuela, la cual le cuidó siempre de la mejor manera que pudo, aunque ahora él era el que cuidaba de ella debido a su avanzada edad.

El joven se dedicaba a trabajar en cualquier lugar para poder llegar a fin de mes, aunque ahora estaban en un momento verdaderamente difícil, pues encontrar trabajo era todo un reto y nadie se arriesgaba a contratar a un chaval con escasa experiencia y pocos estudios. A pesar de esto, poseían un caballo negro llamado Ridik, herencia de sus padres. Debido a su situación económica, se hacía casi imposible cuidarlo como era debido y se veía obligado a dejarle a menudo suelto por la pradera para que se buscara alimento y bebida él solo, aunque más de una vez sus amigas también le habían ayudado a pagar vacunas y otros cuidados del equino. 

A pesar de sus problemáticas vidas a su corta edad, todos llevaban sus problemas con filosofía y salían a cabalgar por las tardes para evadir su mundo imperfecto y fundirse en uno con el animal de corazón salvaje que montaban.

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Podéis echar un vistazo al booktrailer que una lectora hizo con todo el cariño:

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El septiembre que nos sobra y el agosto que nos falta © TERMINADA | EN EDICIÓN.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora