Después de una tarde de intenso entrenamiento, los chicos se despedían para volver a casa.
-Me voy con Isma chicos, luego hablamos -dijo Ángela alejándose con Ismael mientras se despedía, con la mano a lo que los demás respondieron con el mismo gesto.
Tras despedirse de Ángela, Bruno fue hacía la orilla del río a darle de beber a Ridik y a Quimera. Entonces Blanca y Lucas se quedaron a solas de nuevo hablando.
-No hace falta que te quedes aquí todas las tardes viéndonos entrenar sin hacer nada. Tiene que ser aburrido -dijo Blanca dirigiéndose a Lucas.
-No, no es aburrido, me encanta ver como entrenas, además, ya sabes que con lo de Ricardo prefiero estar contigo todo el tiempo que pueda.
-Ya -dijo Blanca mirando al suelo. Odiaba cada vez más aquel nombre que siempre tenía que salir en las conversaciones entre ambos -Pablo hoy tampoco ha venido a entrenar, siempre dice que esta muy ocupado -dijo ella mientras desbloqueaba el móvil e intentando cambiar de tema.
-Pablo es ese chico pelirrojo ¿no?
-Sí -Asintió Blanca -Es muy majo.
-Parecía simpático sí. -dijo Lucas mirando a Blanca, la cual no le miraba a él si no a la pantalla del móvil -Deja el móvil anda y prestarme un poco de atención -dijo quitándoselo.
-¡Eh! -dijo Blanca riendo.
Lucas se escondió el móvil en la espalda y la besó.
Blanca no pudo evitar sonreír en mitad del beso y aun seguía haciéndolo a centímetros de su boca con los ojos cerrados. Él también sonrió y tras un tierno beso en la nariz, comenzaron a andar hacía la salida de la pradera abrazados.
-Eh, espera, que Bruno aun esta dando de beber a las yeguas, tengo que esperarle -Dijo ella, a lo que Lucas respondió con un gesto de queja intentando tirar de ella para que siguiera caminando -No, Lucas -dijo aun sonriendo -Además, tu no me puedes acompañar a casa, me ven mis padres y me la cargo.
A Lucas se le borró la sonrisa de la cara al recordar eso.
En ese momento ya se podía ver a Bruno a varios metros acercarse con las yeguas.
-Mira, ya viene -dijo Blanca mirando cómo su amigo caminaba con las riendas de ambas yeguas en las manos.
Lucas se giró para verle con gesto serio, cosa que Blanca percibió.
-No te pongas tan serio que te queda mejor esa sonrisa tan bonita que tienes -dijo ella para intentar alegrarle mientras se acariciaba la cara con el pulgar y le sonreía.
Lucas intentó forzar una sonrisa y antes de poder decir nada, Bruno ya estaba a su lado.
-Bueno, ¿nos vamos? -preguntó Bruno.
-Sí -Asintió Blanca sonriendo mientras cogía las riendas de Quimera en una mano y la mano de Lucas en otra.
Bruno se subió a Ridik y trotó hacia el final de la pradera, donde ya se veía la acera de aquella tranquila calle a las afueras por la que no pasaba ningún coche normalmente. Allí se paró y vio acercarse a la pareja, que iban andando despacio.
-Antes Bruno me dijo que quería hablar conmigo, así que me va a acompañar un poco.
-Tampoco te dejan estar con él.
-Sí, pero no me va a acompañar hasta casa, he dicho un poco, hasta la mitad del camino o así.
-Vale vale, pues dejame ir con vosotros.
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El septiembre que nos sobra y el agosto que nos falta © TERMINADA | EN EDICIÓN.
Novela Juvenil¿Puede el amor convertirse en un arma? ¿Puede la amistad vencer a la muerte? ¿Puede tu mayor pasión convertirse en tu sentencia final? ¿Son los ángeles de la guarda tan idílicos como creemos? Descubre todos los rincones de esta impredecible historia...