Capítulo 8

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Blanca llegó a casa justo a la hora de cenar y entró al comedor para saludar y sentarse en la mesa.

Dani, que estaba bebiendo agua, empezó a reír al verla entrar. Cuando Blanca se sentó, este tragó y dejó de mirar a su hermana para seguir comiendo.

Blanca se había sentado al lado de su madre, que se quedó mirándola. Tenía el pelo algo alborotado y algunas hojillas enredadas en él.

-Blanca, por Dios, menudo pelo traes - dijo quitándole una hoja del pelo.

Blanca se echó una mano al pelo.-He estado en la pradera y hacía aire.

Dani soltó una risita.

-Llamé a casa de Ángela hace nada porque creía que estabas con ella pero su padre me dijo que no ¿Con quién estabas? - preguntó su madre.

Blanca etragó lo que estaba masticando - Estaba con... Bruno - mintió.

Al decir esto el padre de Blanca alzó ligeramente la mirada hacia ella.

Dani estaba a punto de soltar una carcajada y se tapó la boca con una mano.

Su madre se quedó mirándole sin entender nada.

Blanca le lanzó una mirada de cabreo a su hermano - ¿De qué te ríes?

-De nada, de nada - seguía riendo.

Todos se callaron, pero la madre de Blanca no tardó mucho en romper el silencio para cambiar de tema.

-Pues hoy he visto que en la casa de enfrente había movimiento. Estaban enseñando la casa y creo que el cartel de "Se vende" ya no está.

-Nuevos vecinos - reaccionó Emma sonriente.

-Eso parece - dijo Blanca.

La cena no se alargó más de cinco minutos más, cuando los hermanos recogieron una parte de la mesa para acudir a sus habitaciones

Blanca subía las escaleras detrás de Dani y antes de entrar cada uno en su cuarto, ella le llamó.

-Eh, Dani.

Dani la miró - ¿Qué?

-¿De qué te reías antes, en la cena?

-¿A parte de tus pelos?

-Sí.

-No sé, -rió. - Te conozco y sé lo que pasa. Además, mientes fatal. A mí por lo menos no me engañas.

-¿A qué te refieres? - se cruzó de brazos.

Dani soltó un gran suspiro.

-Estas con ese ¿Verdad? Con Lucas.

-Pues... algo así, pero, sigo sin encontrarle sentido a que te haga tanta gracia.

-Déjalo Blanca, - abrió la puerta de su cuarto - buenas noches.

-Buenas noches... - abrió ella también la puerta de su cuarto pensativa. Tras entrar y cerrar la puerta, se tiró a la cama algo cansada.

Se quedo un instante mirando al techo y empezó a reírse.

Tras aquel momento de felicidad que le proporcionó el recuerdo de aquella tarde, alcanzó su móvil, intercambió algunos mensajes con Ángela y apagó el aparato para poder descansar.

La noche transcurrió de manera tranquila para todos y al día siguiente, tal como habían quedado, Blanca y Ángela se pasaron toda la mañana de tienda en tienda buscando un vestido para la fiesta.

El septiembre que nos sobra y el agosto que nos falta © TERMINADA | EN EDICIÓN.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora