Capítulo 32

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Bruno fue el primero en llegar al hospital a preguntar por sus amigas. De Ángela no pudo averiguar nada pero pudo hablar un rato con la madre de Blanca, la cual aun dormía sin sentir nada.

Eran las diez de la mañana cuando la joven abrió muy despacio los ojos encontrandose de nuevo con los rayos del sol.

No se atrevió a moverse mucho, solo movió ligeramente la cabeza para mirarse allí tumbada en aquella habitación vacía.

Podía escuchar voces fuera pero no las distinguía bien.

Su piel ya no estaba llena de polvo y sangre como el día anterior y tenía vendajes repartidos por la pierna izquierda, los brazos, las manos y el pecho, además de una gran gasa que cubría su mejilla izquierda.

La chica tosió y las personas de fuera se callaron.

Las cabezas de Dani y Raquel se asomaron por el marco de la puerta antes de entrar a la habitación.

Los dos se acercaron a la cama de Blanca y se sentaron a su lado.

-¿Que tal estás cariño? -dijo la madre tocando el cabello de su hija.

-Bien -dijo ella con poca fuerza y con los labios secos.

-¿Quieres agua Blanca? -preguntó Dani.

-Sí, por favor.

Dani salió de la habitación en busca de agua.

-¿Te duele?

-No, al menos de momento.

La madre sonrió y se quedó en silencio mirando a su hija.

-Bruno ha venido esta mañana y ha pasado a verte, hemos estado hablando un rato.

Blanca giró más la cabeza hacia su madre.

-¿Sí?

-Sí -sonrió ella -y he comprobado que llevabas razón y es muy buen chico.

Blanca giró de nuevo la cabeza al frente.

-¿Él está bien?

-Perfectamente, iba de los últimos y no le pasó nada.

Blanca aspiró con fuerza pero el aire pasó entre cortado.

-¿Y Ángela?

-No sabemos nada, aun no hemos ido a preguntar -dijo Raquel bajando la mirada.

Todos sabía que estaba muy grave pero no querían decirle nada a Blanca.

-Ahí fuera están Lucía, Lucas y Pablo, que también han venido a verte y han pasado hace un rato cuando estabas durmiendo.

-Quiero verles.

Dani llegó en ese momento con una botella de agua y ayudó a su hermana a beber. Tras esto, Blanca pidió que entrara Lucas, el cual entró nervioso pero contento de poder verla despierta.

-Hola Blanca – dijo él sentándose a su lado sonriendo.

-Hola – contestó mostrándose muy triste.

-¿Que tal te encuentras?

Blanca tardó unos segundos en contestar – Muy mal.

Lucas volvió a quedarse serio y se apoyó en la cama.

-¿Te duele mucho?

-No, no me importan las quemaduras.

-¿Entonces? ¿Que te pasa? -dijo acercándose a ella y con un tono de voz muy bajo.

El septiembre que nos sobra y el agosto que nos falta © TERMINADA | EN EDICIÓN.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora