Capítulo 15

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La luna arropó con su luz durante toda la noche al valle entero y al amanecer, esta le dio relevo al sol, para que iluminara el valle con aun más luz y tiñera de celeste los techos de aquel pequeño paraíso para los jinetes. Aquel día de domingo transcurrió sin jóvenes a la vista por la pradera debido a que los chicos no entrenaron ese día y se dedicaron a estudiar y a realizar otro tipo de tareas de su día a día. Ninguno se vio ese día, excepto Ángela y Blanca. Raro era el día en que las dos amigas no se encontraban para charlar un rato. Ambas se vieron al atardecer en casa de Ángela y pasaron un rato agradable entre risas y larga conversación junto a Érica, la cual se quedó con ganas de ver a Emma, que ese día no pudo ir.

A la mañana siguiente era lunes y los rayos del sol radiante con el que había amanecido ese día el valle se introdujeron por la ventana de Lucía, la cual se levantó con un gran dolor de cabeza y miró con pereza la hora.

Cuando por fin consiguió ver bien lo que la pantalla de su móvil reflejaba se quedó perpleja.

-¡Las ocho menos diez! –Gritó.

Lucía se levantó corriendo de la cama. En diez minutos debía estar preparada para ir al instituto con Blanca y Dani pero. Se le habían pegado las sábanas y eso la alteró mucho.

Alicia aún no se había levantado porque Lucía no la había llamado como hacía cada mañana. Era algo así como el despertador particular de su hermana pequeña.

Su madre la escuchó correr por su habitación y salió de la cama para ver que ocurría.

-¡Lucía! ¿Qué es este alboroto? Has despertado hasta a tu hermana –Dijo la madre mirando como su hija se vestía acelerada.

- Pues, ¿Qué crees? Voy a llegar tarde al instituto –Dijo saliendo de la habitación a toda prisa.

-Pues es verdad que ya iba siendo hora de levantarse -dijo la madre mirando a su reloj de pulsera -Pero... si quedan unos 20 minutos para que entréis... - Dijo siguiendo a Lucía por las escaleras.

-Pero Blanca y Dani salen en 5 minutos, tengo que ir al instituto andando con ellos.–Dijo alterada Lucía mientras cogía un batido y un dulce para comerse por el camino.

- Tranquila hija... -Dijo la madre.

-¡No! No me puedo tranquilizar, hoy no he podido ni si quiera salir al establo a cepillar a Diablo y a darle una manzana de las que tanto le gustan.–Dijo cortando a su madre y preparando la mochila.

-Venga si no vas tan mal de tiempo... y lo de Diablo...pues ya tendrás otros días para cepillarle y eso... le diré a tu padre que saque cinco minutos para pasarse a verle.-intentó calmarla su madre.-Bueno, cambiando de tema, como hoy voy a hacerme una analítica no voy al instituto a dar clase hasta el recreo –Dijo su madre mirando con resignación a Lucía, que seguía de los nervios.

-Ah, pues nada, que te salga bien la analítica–Lucía se acercó a su madre y le dio un pequeño beso en la mejilla- ¿Y ahora qué hacemos con Alicia? –Dijo Lucía con la puerta entre abierta ya.

-De eso me encargo yo –Marta, que así se llamaba su madre, le guiñó un ojo y observó cómo Lucía salia acelerada afirmando con la cabeza.

Blanca y Dani acababan de salir también de su casa y Lucía se unió a ellos para ir al instituto. En aquel trayecto todo fue demasiado silencioso, Lucía estaba absorta en sus pensamientos.

El septiembre que nos sobra y el agosto que nos falta © TERMINADA | EN EDICIÓN.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora