Capítulo 31

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Todos estaban ya es sus puestos, la tensión se respiraba entre los participantes y también entre el público, donde se escuchaba algún que otro silbido y gritos de ánimo.

Los chicos miraban al frente concentrados y con cada músculo de su cuerpo en tensión.

Blanca miró a su izquierda, donde encontró la reconfortante mirada de su amiga Ángela. Esta le regaló una última sonrisa de ánimo y Blanca leyó sus labios cuando le deseó suerte.

Blanca le deseó también suerte a su amiga con una sonrisa y ambas miraron al frente de nuevo.

Pocos segundos después se escuchó la señal de salida y comenzó la carrera.

Todos los equinos comenzaron a correr lo más rápido que podían. Los cascos golpeaban con fuerza la arena, levantando una pequeña humareda a su paso.

Pasaron unos veinte segundos cuando las posiciones comenzaron a definirse ligeramente.

En cabeza de carrera iba un jinete con un caballo tordo que corría como ninguno, detrás de él iba Ángela a lomos de Crimea, que pisaba los talones a aquel veloz tordo.

A alrededor de un metro y medio de distancia, iba Blanca con Quimera, ambas casi a la par que Lucía y su amado Diablo.

Tras ellas, unos metros por detrás, iba un jinete con una yegua Isabelo, por delante de Pablo y Gaditano, que sufrían por avanzar posiciones.

Detrás de ellos, iba Dani con Galán, que acababan de salir, junto a una jinete que montaba un caballo gris claro, de un grupo de tres jinetes más que ocupaban las últimas posiciones, entre ellos, Bruno, a lomos de Ridik, a los cuales se les notaba la falta de entrenamiento.

Todos peleaban por los mejores puestos pero estos parecían estar muy definidos.

Blanca peleaba con Lucía por esos segundos que marcarían la diferencia de puestos entre una y otra.

Diablo era un caballo muy fuerte y veloz, con experiencia en competiciones pero en resistencia, había pocos que pudieran ganar a Quimera la cual sufría por conseguir acelerar más y así evitar que Diablo se hiciera con el puesto que ambos ansiaban, el tercero.

Estos dos caballos y su pelea por el tercer puesto no se alejaba mucho de la jinete en segunda posición, Ángela que casi podía rozar con el morro de su yegua la primera posición, pero aquel jinete con su caballo tordo se resistía, parecía tener muchísima experiencia y no dejaría escapar ese primer puesto fácilmente.

Diablo consiguió, con mucho sufrimiento, adelantarse unos pasos de Quimera y Ángela estaba a punto de hacer lo mismo con el tordo que estaba destacando en la competición.

Faltaba muy poco para llegar a la meta y la resistencia de Diablo flojeó, permitiendo a Quimera adelantarle definitivamente, haciendose por fin con el tercer puesto y obteniendo más posibilidades de ir a por el segundo puesto de Ángela, cosa que no sería fácil.

Blanca iba pisando los talones a su amiga pero iba a ser casi imposible adelantarla, llevaba un ritmo intachable pese a que ya no podía pelear por el primer puesto ya que el jinete que montaba al tordo había cogido ventaja suficiente.

Lucía seguía exigiendo a su caballo para intentar alcanzar a esas dos, ella sabía que podían.

La meta estaba ya a muy pocos metros y el caballo tordo se había hecho ya con la victoria. Fue entonces cuando los oscuros ojos de Lucía divisaron entre el público una luz que se prendió y centelleó junto a la gente unos segundos antes de ser lanzada con mucha fuerza justo en la meta, a la altura de Ángela.

El septiembre que nos sobra y el agosto que nos falta © TERMINADA | EN EDICIÓN.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora