Capítulo 14.

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*Narra Namjoon*

- ¿Entonces?- pregunté enarcando una ceja.

- Tiene otros diez hombres cuidandole el trasero.- respondió Taehyung.- Y antes de que lo preguntes.- sacó un caramelo de su pantalón y se lo metió a la boca.- Sigue siendo una monada con ese collarín.

- ¿Se quedaron hasta que abordó el avión?

- Por supuesto.- respondió Jungkook.- No regresó en un avión comercial, se fue en su jet privado.

- Hoseok.- me levanté de mi asiento y caminé hacia la puerta de salida.- Acompáñame a ver al idiota de Yoongi.

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Habían pasado tres días desde que lo encerré en aquella cabaña. No sentía remordimiento. Nuestro lema era "todos por igual". Hoseok dobló a la derecha en un camino empedrado para adentrarnos al bosque en donde se encontraba la cabaña.

Salimos del auto y abrí con mucho cuidado la puerta de la entrada. Todo estaba oscuro a pesar de que el sol estaba en lo más alto. Cuando mis ojos se acostumbraron a la oscuridad, por fin vi a Min Yoongi en una posición distinta. Tirado, con una fuerte infección en su herida, olía a mierda por hacerse en los pantalones.

Le ordené a Hoseok que se acercara y revisara si todavía seguía con vida. Lamentaría si el chico estaba muerto, era el único que hacía sufrir a nuestras victimas.

Hoseok se acercó con cautela, no sin antes arrugar la nariz por el olor penetrante a excremento. Puso dos dedos a la altura del cuello, por debajo del ángulo de la mandíbula, para tomar su pulso.

- Su pulso es débil.- comentó.- Incluso tiene larvas en su herida.

- Tómalo y mételo a la cajuela del auto.- dije cubriendo mi nariz con un pañuelo.- No quiero tener que oler el excremento de ese demonio. 

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*Narra (Tn)_____*

Ha pasado una semana desde que llegué a (tu país)_____. Mi padre me dio su sermón y me mandó a la mierda, no sin antes darme arresto domiciliario. Tengo muchos ojos cuidándome el trasero, incluyendo las cámaras de seguridad. No tengo permitido salir ni al jardín. 

Según mi padre, nadie tiene que ver débil a la hija del mafioso más poderoso. Ahora él volvió a tener el mando de los negocios a pesar de que su salud no ha mejorado. En las cenas, siempre me hecha en cara haber querido tener un varón. Ya me estaba cagando del coraje.

Charles no me ayuda en lo absoluto. Sabía que estaba cabreado conmigo y que me haría la vida imposible. Me confiscó mi arma, me quitó todos los lujos que tenía en esa casa y ahora tengo que hacerme mi propio desayuno.

Lo único bueno de esto, era que tenía mi celular. Al menos me distraía en ese estúpido juego de apilar bloques. Ya estaba en el nivel 10. Me confiscaron el Internet y ni si quiera podía ver vídeos para pasar el rato.

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¡Tres semanas! Tres benditas semanas habían pasado y juraría que ya me había hecho una experta en preparar el desayuno y en apilar los estúpidos bloques. Charles me avisó de que tendría que ir con nuestro médico a que me quitaran las puntadas. ¡Por fin vería la luz!

Allexander era nuestro médico personal. Él guardaba nuestros secretos y en cambio, recibía buena paga. Charles, junto con los "Hombres de Negro", me adentraron a una casa de estilo colonial. Me encantaba estar ahí desde que era pequeña. El doctor Allexander siempre me daba un caramelo cuando me portaba bien.

- Veo que te has metido en problemas.- me dedicó una sonrisa y señaló un asiento.- ¿Un accidente?

- Intento de asesinato.- dije.

Se limitó a reír y se acercó.- Te quitaré ese collarín y veré la sorpresa que me trajiste.- quitó el collarín con sumo cuidado y miró las diez puntadas.- Debo reconocer el labor de los médico al hacer estas puntadas.- comentó.- ¡Son perfectas!

- Tuvieron que suturar dos veces.- fulminé con la mirada a Charles. El médico se dio cuenta de lo que trataba de decir y se rió.- Charles sigue siendo el mismo.

Comenzó a retirar el hilo. Cuando un trozo de hilo ya no estaba rodeado con mi piel, hacía gestos de dolor. Pasó media hora y ya había retirado todo el hilo. Me tendió un espejo para mirarme y me quedé horrorizada.

- ¿Tendré una cicatriz?- dije aterrada.

- Es obvio.- bufó Charles.

Allexander volvió a reír.- Así es al comienzo, pero dentro de unos días el rojizo de la cicatriz se quitará.- me tendió un papel con su firma y se lo dio a Charles.- Póngase tres veces al día ese ungüento que le estoy recetando.

- ¿Me quitará esta cicatriz?- volví a mirarme al espejo.

- En un mes será poco visible la cicatriz.- abrió un cajón de su escritorio y sacó una paleta de caramelo.- ¿Quién se ha portado bien hoy?

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¡Perfecto! Charles me confiscó la paleta de caramelo. No entiendo cual es su problema. Apostaría que le encanta verme sufrir.

Llegamos a casa. Corrí al baño a ponerme el ungüento que me recetó el médico. Lo embarré con mucho cuidado en la cicatriz. Me miré fijamente al espejo esperando una reacción inmediata. Bufé a los cinco minutos. Alguien tocó la puerta del baño y abrí.

- Tu padre nos quiere ver en su despacho.- anunció Charles y se fue.

¿Ahora qué quería ese viejo?

Corrí hasta alcanzar a Charles y seguirlo hasta el despacho o para mi, "el sitio en donde siempre me reprende y manda a la mierda". Tocó tres veces y un adelante se escuchó.

Mi padre se encontraba parado detrás de su escritorio mirando el hermoso paisaje que le brinda la madre naturaleza, o mejor dicho, lo que el dinero le brindaba. Volteó a mirarnos y nos señaló dos asientos en frente de él.

- Tengo un aviso.- tosió.- Me ha llegado una carta desde Corea del Sur.- lanzó un sobre y Charles lo tomó.- Tendremos visita dentro de dos semanas.

Miré confundida a Charles mientras que este torcía la boca mientras leía la carta.- ¿Está seguro de esto señor?- preguntó.

- Mandé una carta con la respuesta.- volvió a toser y bebió un poco de agua.- Así que quiero que la mejor vajilla sea puesta.

Charles me entregó la carta y la leí. Mis ojos recorrían cada palabra tratando de comprender lo que decía. Muchas emociones llegaron a mi. Temor, deseo, intriga. Miré a Charles y él asintió con la cabeza. Esto no era un sueño, ni mucho menos era una broma.

Ndrangheta visitará nuestro territorio.


Heaven and Hell || RM & TÚ || [Primera Temporada] || TERMINADA ||Donde viven las historias. Descúbrelo ahora