Final. (primera parte)

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1 año después...

Al entrar la piel se le erizó. El lugar le aterraba y más al saber que él estaba aquí. Por última vez miró su aspecto reflejado en la ventana, acomodó su cabello y sonrío tristemente. Era la primera y última vez.

Junto con sus dos hijos, se adentraron a la sala.

La mayoría de las mesas eran ocupadas por mujeres llorando, esposas con sus hijos visitando a sus padres o familiares.

Y entonces en una más atrás que se encontraba desocupada, tomó asiento dejando la carriola a un lado.

Apoyó sus manos en la mesa jugueteando con sus dedos mientras soltaba un bufido.

Veía como los reclusos entraban y salían.

Ninguno era Michael.

Esperó minutos, hasta que por fin sintió un cuerpo frente a él.

Alzando la mirada ansiosamente, lo vió.

Su cabello ahora estaba desteñido dejando ver un negro muy oscuro. Sus ojos resaltaban mucho con su bello color verde, seguía hermoso. Tenía un moretón en la mejilla pero no era nada grave, esta bien. Y eso calmó al rubio.

—Luke...

—Michael.

Ambos se miraron perdiéndose en ellos, dejando atrás todo, solo por ese momento.

—S-Sientate.

Hizo caso a su petición tomando asiento con una ligera sonrisa.

Michael notó a los pequeños y su sonrisa se intensifico.

—Son nuestros hijos...

Asintió al escucharlo.

—¿Puedo cargarlos?

—Puedes.

Y así lo hizo quedando con un pequeño en cada brazo. Abrazándolos y dando besos en sus caritas.

—Estoy tan feliz Luke... Cumpliste, me diste el mejor regalo de todo. — Miró a los niños — Han crecido mucho.

Luke tragó saliva y volvió a asentir sin poder decir nada. Ver a Michael otra vez hizo que su corazón bombeara más rápido, claro que se alegraba de verlo porque al final todo lo que paso con él iba a quedar grabado en su corazón. Quería besarlo pero sabía que no pararía y volvería a caer.

—Creí que no vendrías a verme. Pasó mucho tiempo. — Lo miró con una sonrisa— Sigues estando igual de hermoso Luke.

—Gracias...

—¿Cómo les pusiste?

—El de ojos azules se llama Matthew, y el de ojos verdes... Lo llamé Michael.

Al desteñido le brillaron los ojos al escucharlo.

—Luke, nunca he dejado de amarte y no lo haré.

Su corazón se partió. ¿Por qué no estaba feliz? Tenía a Michael pero solo por ese día. Luke bajó un poco la mirada hacía los labios del contrario, seguían igual de rosados y los quería volver a probar. Por inercia se paso su lengua mojándose un poco los labios.

—Se lo que estas pensando, puedes hacerlo.

Michael se inclinó un poco hacía al frente, guiñándole un ojo. Aún tenía a sus bebés sostenidos en sus brazos pero no creaban una barrera entre ellos.

Luke no dudó ni un segundo, acercándose poco a poco atrapó el labio inferior de Michael, metiendo su lengua en su cavidad para iniciar un largo y necesitado beso.

Él rubio jadeo separándose, un hilo de saliva se hizo presente y se relamió.

—Michael, yo tengo que decirte algo.

—Puedes decírmelo.

—Yo... Voy a casarme en un mes.

Michael borró su sonrisa, volviendo a dejar a los niños en la carriola.

—Michael, esta será la última vez que vendré a verte.

Mordió su labio inferior para evitar las lágrimas, aunque el desteñido seguía sin decir nada.

—Ashton me cuida muy bien, ama a los pequeños y es bueno...

Al fin, dio un suspiro y se levantó.

—Solo vete de aquí.

—Michael...

—Luke, si solo veniste a decirme eso, bien, ya vete. Me duele verte ahora ¿entiendes? Solo se feliz. No hagas esto más complicado.

Se levantó acomodando mejor a los niños, abrochando sus cinturones.

—Cuídate Mike.

—¡YA LARGATE!

Gritó llamando la atención de los presentes. Se sobresaltó y decidió salir de ahí.

Era el adiós.

Así como era lo mejor para su vida.

Cruel Venganza (Sysack)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora