XVIII

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...

Jueves

Llego a casa de Rebecca y un frío sube por mi columna vertebral.

Veo a Andrés limpiando su lujoso auto.

La escena de ayer en el parque hace que aparte la mirada y camine más rápido hasta tocar el timbre.

Trato de esconderme de su vista.

No quiero ni pensar en que él sea la emperatriz, es simplemente absurdo pero de todos modos mi mente me tortura haciendo millones de teorías que hicieron que no duerma mucho en toda la noche.

Pero no tienen sentido, él no tiene motivos para querer separarnos, no sé estoy demasiado confusa.

Lo único que necesito hacer es hablar y estar con alguien, o hacer algo que necesite toda mi concentración porque de lo contrario mi mente no me dejará en paz.

Así es.

El gran portón de la lujosa residencia de mi alumna se abre dejando ver a él.

Alto, cabello castaño ligeramente ondulado y ojos, había creído que tenía los ojos grises, ayer los vi de ese color pero ahora en la clara mañana sus ojos son verdes, con un poco de gris y azul.

—¿Asustada Kristen?

Susurra mientras sonríe y Dios, odio su sonrisa, ¿Se pinta el labio? Obviamente, ese color que tiene jamás sería natural.

—Permiso Andrés.

Él se hace a un lado y camino, durante el trayecto hasta la puerta principal puedo sentir su mirada puesta en mí, camino más rápido y suelto un suspiro cuando me adentro a la casa.

Mientras me miraba sentía como mi cuerpo explotaba en nervios, él me pone nerviosa.

¿Por qué me pone nerviosa?

(...)

La clase con Rebecca ayudó a que no piense en muchas cosas salvo números y más números.

Rebecca no es muy inteligente pero tampoco es tonta.

La puerta de su dormitorio se abre.

—Hola Cariñ... —La voz se apaga haciendo que gire la cabeza.

Isabel se encuentra en la puerta observando su celular.

—Maldita batería.

Nos mira y sonríe.

—Isa, no me dijiste que vendrías.

Rebecca se levanta y la abraza.

—Tuve que escapar de papá, ya no lo soporto.

Observo el reloj que se encuentra por la pared y guardo mis cosas.

—Nos vemos mañana, las tareas las quiero completas.

Rebecca asiente sonriente mientras me acompaña hasta la puerta principal.

—Realmente quiero agradecerte, gracias a ti ahora todo tiene sentido.

Ríe y yo amago en hacerlo hasta que aparece Andrés.

—¿Ya te vas?

Pienso en responderle irónicamente pero procedo por otra opción.

—Sí y no quiero que me acerques.

—No lo iba a hacer —Alza los hombros.

Rebecca me despide con la mano y se va.

—Pues bueno entonces, adiós.

Me giro y camino hasta el portón pero él pone una mano en mi hombro.

—Kristen, ¿Qué ocurre?

Su cara denota preocupación, niego para borrar todo pensamiento conspiratorio de mi mente.

—Nada Andrés.

Él me mira mal.

—Está bien, quizá si haces algo útil con tus neuronas lo puedas recordar.

—No hace falta la agresión verbal, ¿Sabes? Eso podrías utilizarlo con Christopher lástima que no soy él.

Abro la boca para aprovechar la facilidad que tengo para herir verbalmente pero la cierro.

¿Eso fue un tanteo?

Parpadeo mientras me alejo de él.

Él después de todo podría ser la Emperatriz de sangre.

—¿Te comió la lengua el gato, ratón?

—Y-yo tengo cosas que hacer —No seas ridícula—. Más importantes que hablar contigo.

Abro el portón y luego para que entienda bien lo que digo vuelvo a hablar.

—Aunque cualquier cosa sería más importante que hablar contigo.

Él sonríe y luego se gira.

Mi corazón palpita muy rápido haciendo que me duela el pecho.

¿Quién dijo que la Emperatriz de Sangre no puede estar enamorado/a de mí?

¿Quién dijo que no podría aparentar estar enamorado/a de Christopher para que me aleje de él y así aprovechar el camino libre?

¿Quién dijo que no podría estar alejando a Christopher si no a mí?

...

Capítulo corto porque se avecinan mucha cosas macabras >:D

Pd: Andrés en multimedia

La Emperatriz de sangreDonde viven las historias. Descúbrelo ahora