XXVII

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...

Salgo de la habitación Andrea tras mío.

—¿Después de lo que te acabo de contar pretendes ir de nuevo a esa ciudad?

Asiento, ella no puede entender ni por más de que le explique millones de veces. Necesito asegurarme de que todo esto es real.

Necesito respuestas.

—No podrás entenderme y no lograrás que cambie de opinión.

Andrea suspira y la abrazo.

—Te quiero mucho, ¿Ok? Luego nos veremos.

—Me quiero pegar por lo que haré y sé que después me arrepentiré pero... si esto es lo que te hará mejor, adelante.

Le sonrío y tomo la llave de la casa, cuando salgo afuera pido un taxi ya que no sé conducir muy bien y para llegar hasta casa tendría que saber conducir más que bien y conocer el camino, claramente.

Lo que me contó Andrea es algo tan confuso estoy haciendo todo lo posible para no pensar en ello.

El taxi llega más temprano de lo planeado, una vez dentro le indico el camino y sé que me costará una fortuna.

Después de varios minutos o tal vez horas llego a casa, pago al taxista y bajo. Todo parece un sueño mi casa como siempre pero también parece que desde hace años no estaba por aquí.

Abro la puerta me adentro, vuelvo a cerrar con seguro y me siento en el sofá. Ahora el internet es más eficiente así que pruebo otra vez llamando a Christopher.

Cuando contesta me quedo bloqueada.

No sé qué decir, por suerte él empieza la conversación.

—Kristen...

—Christopher... —Mi voz se quiebra.

—¿Qué ocurre?

—Acaba de morir tu hermana y me preguntas qué ocurre, serás idiota.

Sonrío mientras las lágrimas recorren mis mejillas.

—Kristen, te necesito ahora más que nunca.

Sus palabras son cuchillos incrustados en mi corazón.

Cierro los ojos y trato de concentrarme en mi respiración.

—Solamente la quiero ver una última vez.

—Mañana será su entierro al medio día en el cementerio de la ciudad.

—Estaré allí —Y luego aclaro—. Por ella.

—Por ella —Repite.

—¿Christopher?

—¿Sí?

—¿Qué pasó del bebé?

El solo pronunciarlo parece irreal, el pensarlo es... simplemente no puedo creer que haya estado embarazada.

La Emperatriz de sangreDonde viven las historias. Descúbrelo ahora