No se trata de un problema amoroso normal.
Se trata de 'La emperatriz de sangre' Que hará todo lo posible para separar a Kristen y Christopher con notas bañadas en sangre que contienen advertencias y que luego de ser leídas desaparecen.
Si no lo t...
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...
Adentro resulta ser muy cómodo, reconfortante y cálido. Observo el paisaje gris y oscuro de afuera mientras las lágrimas siguen corriendo por mis mejillas.
El auto se detiene y alzo una ceja en dirección a Andrés.
—Todavía no llegamos a casa, sigue derecho.
—Primero dime qué te tiene así —Por fin me mira, sus ojos verdes brillan con preocupación—. Dime, si fue él el causante de esto...
El solo pensar en Christopher hace que empiece a temblar y cerrar los ojos.
Duele tanto, maldición duele jodidamente tanto...
—¡Kristen!, ¿Fue él? —Me obliga a mirarlo.
Esquivo su mirada y niego, aparto sus manos de mis hombros y me acomodo en el asiento.
—Fui yo.
No le doy más explicaciones y él no insiste, solamente le indico hacia dónde ir.
Cuando llegamos a mi casa él apaga el motor y toma mi mano entre las suyas.
—Sé que no es el mejor momento para decirlo pero Kristen, quiero que sepas que me gustas.
Solamente puedo observar sus manos alrededor de las mías, siento que algo brinca algo muy muy muy dentro mío.
Suspiro y lo miro.
—No, no es el mejor momento.
Me deshago de su agarre y me desabrocho el cinturón de seguridad.
—Kristen, quiero que sepas que me tienes pase lo que pase.
Y me pregunto si en otra vida quizá, podría querer a Andrés tanto como quiero a Christopher.
Me acerco a él y deposito un suave beso en su mejilla mientras susurro.
—Lo siento.
Una vez que bajo del auto camino hasta la puerta y en ningún momento miro atrás, no quiero hacerlo. Lo único que quiero es cerrar los ojos y dejar de pensar.
De pensar en él.
Cuando salgo del baño y voy rumbo a mi cama, agradezco que mamá y Andrea estén dormidas porque sinceramente se llevarían el susto de sus vidas al verme así. La lluvia logró calmarse un poco, al igual que mi llanto.
Me quedo mucho tiempo observando el techo y mi dedo anular izquierdo vacío, cuestionando si hice lo correcto al terminar todo.
¿Hice lo correcto?
En ese momento creía que era lo mejor, pero ahora aquí en el silencio de la noche con la compañía de mis pensamientos mi decisión no me parece la más acertada.
