XV

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...

Christopher conduce hasta el costado de la ruta y apaga el motor.

—¿Qué?

Mi garganta se seca.

—¿Por qué pensabas que Carolina era la Emperatriz de Sangre?

Christopher para la moto y me mira.

—No lo sé... podrían ser por los celos, fuimos novios ya sabes.

Jugueteo con mis dedos.

—¿Qué es lo que en realidad pasa?
—Pregunta.

Alzo la visita apenada.

—Ya sabes, o sea fue una idea pasajera sin importancia absoluta.

—Compártela conmigo, la idea quiero decir.

Paso la lengua por mis labios resecos.

—De que podrías haberla acusado por venganza ya sabes, es absurdo no me hagas caso.

Christopher me mira un momento, no puedo definir su expresión.

—Está bien, me alegra que confíes en mí y me cuentes las cosas.

Río, ¿Y si te contara que pensé que tu hermana era la Emperatriz de Sangre?

Mientras Christopher arranca la motocicleta observo donde nos encontramos, en un lugar lleno de edificios pero sin ninguna persona.

—¿Dónde estamos?

—Ya casi llegamos, no te dejes llevar por las apariencias del lugar.

Asiento y lo abrazo.

Mientras sigue conduciendo empiezo a recordar como me enamoré de Christopher.

Creo que fue desde la primera vez que lo vi, la primera vez que Lauren me llevó a su casa, él estaba en pijama y maldición era terriblemente sexy con esa melena negra despeinada y esos soñolientos ojos azulados, me faltaba el aire.

Él nunca fue idiota de seguro sabía que siempre estuve loca por él.

—Llegamos.

Siempre me pasa esto cuando estoy en su presencia, siento que es demasiado hermoso y perfecto, ¿Qué tengo de especial? ¿Bonita? ¡No! ¿Lindo cuerpo? ¡Tampoco! ¿Inteligente? Podría ser pero, entonces eso sería admiración.

—Tierra llamando a Kristen.

—Sí.

—¿Te gusta el arroz chino?

Nunca los he probado.

—Me encanta.

—Genial, este restaurant chino me encanta pediremos el arroz chino para llevar y luego iremos a un lugar especial.

La Emperatriz de sangreDonde viven las historias. Descúbrelo ahora