15.- Lágrimas

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Killua escribió "Yuiko Tatsumi" en el buscador. Era el nombre de una amiga de la infancia de la cual perdió el contacto por una tonta pelea que ya ni recordaba.

El primer resultado que se arrojo no era para nada positivo. Yuiko y toda su familia estaba muerta, al parecer un asesino entró a su mansión una noche y los asesinó a todos.

Esa noticia lo acongojó por completo y comenzó a preguntarse porqué su padre no se lo había mencionado antes.

Sacudió un poco su cabeza para volver a lo que era realmente importante. Al parecer esta chica tenía relación con los Tatsumi pero... ¿por qué ellos?

El albino se paró al notar que quizás fue ella la que los asesinó en su mansión.

- Hey ¿qué han encontrado? - le preguntó a sus amigos
- En mi caso...- comenzó a hablar Kurapika- muchas de las familias que tienen relación con ella están extintas... aunque aun me faltan otros nombres en mi lista.
- Encontré cosas parecidas.- agregó Gon alzando la mano
- Yo igual.- dijo finalmente Leorio

Todo eso les hizo un "clic" a los cuatro dándoles a entender una posible clave.

Killua arrugo su hoja de papel sintiendo el cólera totalmente.

- Entonces esta chica asesina a la mayoría de las familias por alguna razón... no hay duda. ¡Hay que atraparla!

Si la chica había asesinado a Yuiko, Killua se sentía casi con la obligación de capturarla y vengarse.

- ¿Dónde empezamos a buscarla?- preguntó Leorio

Killua pensó un momento hasta que recordó el celular que le había dado, si se llevó todas las cosas quizás el celular también.

- Quizás lleve un celular, podremos rastrearlo.

***

Si soy una asesina merezco morir.

No debes morir... aún te queda un trabajo por hacer.

¿Qué hago ahora? ¿Qué debería hacer?

Una de tus prioridades es no morir, defiéndete, mata... pero no mueras.

¿Matar?

Así es... no dejes que nadie te lastime, muéstrale... que tú eres la más fuerte.

El hombre tiro a la chica al suelo con silla y todo y pisoteó su cabeza.

- ¿Ya vas a llorar?- gritó eufórico
- Yo...- la oyó susurrar y se agachó a su altura esperando su llanto- Yo... debo...
- ¿Vas a suplicar, maldita? ¿Eh? ¿Sabes qué planes tengo para ti? Cada hombre en esta habitación tendrá la oportunidad de hacer lo que quiera contigo y espero que entiendas a donde va eso ¿ah?- soltó una risa junto con el resto de los hombres que estaban allí- ¿Y? ¿Qué dices?

Se quedó viéndola esperando alguna respuesta pero solo oyó una inaudible frase.

- Habla claro, estupida.
- Dije... que...

En tan solo un segundo sus cadenas se hicieron trizas, sus uñas crecieron para hacerse afiladas logrando cortar la cabeza del hombre. Todo fue en cosa de segundos, los presentes lo sintieron como un parpadeó mientras veían la cabeza de su jefe volar por el salón y caer rodando con una horrible mueca.

- ...te mataré. Los mataré a todos.

La chica se puso de pie sin parecer sentir dolor por alguna herida. Los individuos armados creyeron que lo correcto era ir por ella y matarla pero al ver que los ojos de ella cambiaron de color a un rojo escarlata no pudieron evitar sentir que se reflejaban en ellos muertos.

***

La localización los llevo hasta un callejón donde se encontraban sus cosas tiradas.

- ¿Por qué dejó todo aquí?- preguntó Leorio- ¿sabía que la seguiríamos?
- Dijeron que habían hombres que la perseguían ¿qué tal si se la llevaron?- opinó Gon
- Utilizaré mis cadenas para localizarla, nunca la he visto pero gracias a que sus cosas desprenden algo de su energía, cabe la posibilidad de que la encuentre. Denme un mapa.

Según Kurapika, la chica no se encontraba muy lejos si llegaban en auto.

Tomaron un taxi para llegar a lo que era una mansión.

Cuando llegaron al lugar notaron que no había seguridad, es como si los invitaran a pasar.

- Creo que si la capturaron.- dijo Leorio- deberíamos dividirnos para buscarla.

Killua corrió por los pasillos hasta que llegó a unas puertas gigantes, al oír gritos desesperados dentro se apuro a ingresar. Lo que sus ojos vieron fue un escenario que jamas se imagino encontrar.

El lugar estaba pintado por la sangre de decenas de hombres. Mutilados de las peores formas posibles, partes de sus cuerpos se encontraban repartidos en el gran salón.

- A-Ayuda...-fueron las últimas palabras del hombre al cual la chica apuñalo con una cuchilla

Killua avanzó con cautela hacia ella pero esta notó su presencia.

Cuando vio sus ojos rojos no solo recordó a su amigo Kurapika, sino que hubo una sensación de muerte que no sentía cuando niño, cuando estuvo a punto de morir si se acercaba a Neferpitou (una de las hormigas quimeras).

Se bloqueó al ver como en sus ojos podía ver su propia muerte en las manos de la chica.

¿Qué es lo que debía hacer?

- Hey...

No salían frases de su boca, no sabía qué decir.

Ella definitivamente va a matarme, pensó mientras la veía aproximarse.

No parecía recordar a Killua, se encontraba totalmente cegada y para ella solo era otro tipo más en la habitación.

Cuando salto sobre el albino para matarlo, este al fin reaccionó, pero no de la mejor manera. Cayó de espaldas al suelo con ella encima sujetando sus muñecas, había cerrado los ojos como reflejo pensando que quizás no lograría detenerla.

Killua sin notarlo y olvidando este detalle, se encontraba tocando la piel de la chica provocando en ella un recuerdo y desapareciendo el rojo escarlata de sus ojos.

Cuando sintió una gota caer en su rostro, Killua abrió los ojos notando que ella estaba llorando. Soltó la cuchilla y dejo de ejercer fuerza, aún así Killua no soltaba sus muñecas por si regresaba a atacar.

- Kill... Killua...- decía cansada entre lágrimas- Ayúdame... ayúdame, por... favor.

Fue lo último que dijo antes de desmayarse.

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