Prólogo.

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Comencé a córrer hacia la estación de tren, si seguía a este paso no llegaría nunca. Sentía mis pulmones arder debido al esfuerzo, casi ni podía respirar y las piernas empezaban a fallarme. Estaba completamente empapada, ya que llovía desde antes de salir de casa.

En ese momento me daba igual todo, no podía permitir que James se fuera y se alejara de mi para siempre, necesitaba tenerlo de nuevo a mi lado.

Llegué a la estación, apenas sentía las piernas y estaba segura de que en cualquier momento el corazón se me saldría por la boca. Busqué entre la multitud, pero no encontraba a esos ojos verdes grisáceos que necesitaba tanto en este momento. Comencé a desesperarme al no encontrar a James por ninguna parte, por un momento pensé que ya había cogido el tren y me había quedado sola.

Cuando pensaba que estaba todo perdido giré sobre mis talones y lo ví a lo lejos. Estaba sentado en un banco con la mirada perdida en algún punto del suelo, tenía los codos sobre sus rodillas y apoyaba su cabeza en una de sus manos.

No sabía que iba a decirle, lo había pensado tantas veces mientras corría, que ahora no tenía la mente ni para decir una frase con sentido.

Lo único que hice fue caminar hacia él y cuando estaba a punto de llegar a su lado, él giró la cabeza. Cuando su mirada se encontró con la mía, me quedé paralizada y sin saber que hacer.

Después de varios segundos, que para mí fueron eternos, James se levantó y empezó a caminar alejándose de mí. Entonces reaccioné y salí corriendo hacia él. Le agarré del brazo con fuerza y se giró lentamente hacia mí.

Me miró por unos segundos. Impasible. Y cuando pensé que no iba a decir nada, habló.

—¿A que has venido? 

—Necesito hablar contigo —murmuré casi sin aire.

—Llegas un poco tarde ¿no crees?

—Sólo déjame explicarte —le rogué.

—Dime lo que sea que tengas que decirme, pero no creo que arregles nada.

—Te quiero, Jamie —lo abracé esperando a que me devolviera el abrazo— Quédate por favor.

Me separé de él sabiendo que no me iba a devolver el abrazo, lo miré y por un momento pensé que había dejado de respirar.

Me gustaría contaros el final, pero antes de nada creo que es mejor que sepáis mi historia con James desde el principio, cuando aún no sabíamos ni hablar correctamente, cuando aún necesitábamos ayuda para andar, cuando no teníamos preocupaciones por nada y vivíamos en un mundo donde solo éramosmos él y yo.


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