Capítulo 19 ''¡Esto no tiene gracia!''

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Narra James

—Oh, porfavor Samy, eres asquerosa —hice una mueca y ella rió sonoramente.

—Tampoco es para tanto —dijo cuando por fin paró de reírse de mi —tan solo es una cucaracha.

—¡La estas aplastando con un palo! ¿eso no es asqueroso? —abrí mis ojos como platos.

—Eres una nenaza ¿lo sabías? 

Escuché a nuestras madres reír. Era verano, por lo tanto no había clases, a las dos semanas de acabar, mis padres y los de Sam decidieron hacer un viaje a España. Aquí hacía muchísima calor, no tenía nada que ver con el clima de Londres.

Miré de nuevo a la cucaracha medio muerta y fijé mis ojos en Sam, ella era asquerosa. Sólo ella conseguía hacerme sentir una nenaza de verdad, estaba claro que no lo era, solo lo parecía porque ella era demasiado hombretona a mi lado. Sólo esperaba y rezaba por que de mayor no se comportara así.

Es decir, con doce años ¿que niña jugaba con barro en vez de jugar con muñecas? Si, yo tampoco lo entendía.

Aunque a decir verdad yo la prefería así, ella era mi mejor amiga, me daba igual como fuera, la querría igual, pero aveces se pasaba de  marimacho.

—Cuando estén juntos no sé quien hará de hombre, si ella o él —dijo mi madre y Katherine empezó a reír. 

Fruncí el ceño.

—¿Estar juntos? ¿Sam y yo? —asintieron entre risas.

Venga ya, estaban completamente locas, ¿Sam y yo? Jamás de los jamases, nunca en la vida, antes prefería beber del váter del tío Jason. Y os aseguro que eso era lo peor que os podría pasar. Nadie en su sano juicio se atrevería a adentrarse en ese baño. 

Sonó el timbre que me sacó de mi pequeño recuerdo. Hacía seis años de ese verano en España y lo recuerdo perfectamente. 

Lo recuerdo tan bien por el hecho de que me prometí a mi mismo que jamás estaría con Sam. Era una tontería de niños, a esa edad el amor era algo secundario y hasta aveces nos repulsaba, era algo en lo que no pensaba, hasta que me mencionaron aquello. 

Yo siempre había querido a Sam, ella era como una hermana para mí, me prohibí enamorarme de ella.

Pero lo que yo no sabía es que ella fuera a cambiar tanto. Por que sí, ella siempre había sido guapa, pero para que mentir, era la persona más cerda que te pudieras echar a la cara.

Aveces aún sacaba su masculinidad de dentro, pero ella realmente había cambiado, y mucho.

Y lo peor de todo es que yo había roto mi propia promesa. Me enamoré de ella, de ese cerdo que llegaba a ser más hombre que yo.

Bufé mientras recojía mis cosas del pupitre, ya había acabado la última clase, en la cual no presté atención, por lo tanto podría irme a casa.

Salí del aula y me dirigí a la salida en busca de Sam.

La verdad es que ya hacía una semana desde que hablamos sobre el beso, beso que no se había vuelto a mencionar.

Cuando en aquel entonces bajé de mi habitación después de pasar unos diez minutos que necesitaba a solas, decidimos ver una película de comedia, eso consiguió quitar la tensión del momento.

Ahora el beso era como un tema tabú, como si no hubiera existido jamás, ella y yo por fin estábamos como antes de que todo se estropeara gracias a mi enamoramiento, o incluso mejor.

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