No sentía nada, mis brazos ya no los sentía como mis brazos, tampoco mis piernas, la sangre ya no corría por mis venas y no podía sentir ni frío ni calor. Ya no sentía mis mejillas calientes como solía pasarme siempre, nunca entendí por que siempre tenía el rostro ardiendo. Era como volar, como si estuviera en las nubes, como si ya no necesitara mi propia fuerza para mantenerme en pie, pero aún tenía los pies en la tierra.
El corazón ya no me latía en el pecho, era exactamente como cuando algo te pone tan nervioso que dejas de sentir el bombeo de tu corazón mientras no paras de morderte las uñas. No podía respirar, el oxigeno no entraba por mis fosas nasales para acabar finalmente en los pulmones, pero era como si ya no necesitara aire para vivir, eso ya no era algo fundamental para mi, para mantener mi cuerpo en pie.
Lo último que recordaba era una habitación con las paredes totalmente blancas, con carritos en las esquinas dónde había material quirúgico encima. Estaba colocado perfectamente, tanto que me jugaría toda mi colección de cromos de béisbol a que entre instrumento e instrumento la distancia era de los mismos centímetros. Y sí, coleccionaba cromos de béisbol, yo era algo infantil a pesar de tener casi mis veintiún años.
Antes de cerrar los ojos y caer en un profundo sueño, una enfermera me habló para tranquilizarme. ''Todo saldrá bien, solo tienes que pensar en alguien por el que reunir todas tus fuerzas y despertar como si nada hubiera pasado'' Esas palabras formuladas por aquella chica castañas de ojos azules, que juraría que en aquel momento parecía un ángel ante mis ojos, se repetían una y otra vez en mi mente. Pensé que si cumplía con lo que mi ángel decía yo saldría de esta, y así lo hice, aunque no solo recordé a una persona por la que luchar, yo tenía tres. Pensé que al pensar en tres personas la fuerza y las ganas de vivir se harían mayores.
En todo momento durante esas dos interminables horas, pensé en como me gustaba molestar a Sam y lo graciosa que se ponía cuando fruncía el ceño, en lo orgullosa que era algunas veces y lo cariñosa que podía ser otras tantas, en como se aferraba a mi cuando había tormenta eléctrica, de esas que ponían los pelos de punta cuando escuchabas uno de esos truenos, en como se levantaba por las mañanas con el pelo revuelto y un pijama horrible propio de una niña de cinco años, en su sonrísa, en como podía cambiar mi día con una de sus enormes y preciosas sonrísas, ella era la mejor hermana del mundo, jamás estuve tan orgulloso de algo como de ser su hermano mayor.
También pensé en mamá, en como cuidaba de mi cuando me caía en el jardín trasero, ella venía corriendo como si la vida se le fuera en ello al oírme llorar, ella era una madre ejemplar. Pensé en esos días de frío en los que nos quedábamos los cuatro tomando chocolate caliente en familia, oh Dios, como extrañaba esos días. Recordé mi primer día de instituto, mi madre me acompañó hasta la puerta del edificio mientras yo miraba a todos lados avergonzado por que alguien me viera siendo acompañado por mi madre, todo lo que pagaría ahora por que ella me llevara de nuevo al instituto día tras día.
Recordé a mi padre tan sonríente y divertido como siempre. ¿Sabeis? Él era mi ejemplo a seguir, él era mi héroe, desde que tengo uso de razón quería ser como mi padre. La manera en como afrontaba los problemas vinieran como vinieran era totalmente admirable. Y no solo quería parecerme a él por su personalidad, yo también quería tener su aspecto. Tenía unos ojos que iluminaban toda una ciudad entera si él se lo proponía, esos ojos que me habían hecho tantas veces enfadar, otras tantas reír e incluso llorar, y una sonrísa tranquilizadora como la de nadie. Jamás podría agradecerle lo suficiente todo lo que había hecho por mi. Los tres erámos tan afortunados de tenerlo con nosotros.
Y por más que pensé y recordé, no ocurrió nada, yo jamás desperté.
Me había ido sin decir adiós y eso me torturaba por dentro, no me perdonaría jamás haberme ido de un día para otro. Yo tenía que luchar por ellos y no lo conseguí.
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Back to December.
Romance-Todos los derechos reservados- ''-¿A que has venido? -Necesito hablar contigo. -Llegas un poco tarde ¿no crees? -Sólo déjame explicarte. -Dime lo que sea que tengas que decirme, pero no creo que arregles nada. -Te quiero, Jamie'' Samantha Jones y...