Capítulo 9 ''Y me besó''

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Narra Sam

Me llevé la mano a la boca para morderme las uñas de nuevo. Hoy llegaba Nerea por fin y tenía muchas ganas de verla, nunca había estado tanto tiempo separada de ella, era raro no tenerla metida en casa mientras veíamos una película en nuestras noches de ''chicas''. Lo de chicas entre comillas porque más bien parecíamos animales cuando dormimos juntas. La echaba de menos.

Ya solo quedaban exactamente siete días para empezar la universidad. Había escogido enfermería y la verdad es que tenía miedo. Sé que es como el instituto. Estudiar, examinarse, estudiar, examinarse, volver a estudiar y volver a examinarse. Pero no sabía como sería todo aquello, no sabía que clase de gente me tocaría como compañeros. Al menos James y Nerea irían a la misma universidad, eso era un gran consuelo.

No estaba preparada aún para volver a despertarme a las 6 de la mañana todos los días, me dolía en el alma. Tampoco estaba preparada para pasar tardes enteras estudiando en casa, encerrada. Y lo peor de todo, no estaba preparada para aguantar a los estúpidos profesores, aguantar día a día sus estúpidas explicaciones y discursos. Creo que lo mejor sería acabar con mi vida. O simplemente ir a dormir y no despertar hasta el próximo verano, eso sería mejor, sí.

Levanté la cabeza ya que tenía la mirada fija en el suelo. Giré mi cabeza en todas direcciones para visualizar a Nerea, pero ni rastro de ella. Su vuelo aterrizaba a las cinco y ya hacía quince minutos que debería haber aparecido.

Apoyé mi cabeza sobre mis manos, éstas estaban apoyadas en mis rodillas. Estaba aburrida, muy aburrida y el sueño empezaba a apoderarse de mí.

—¿Que puede haber pasado para que Samantha Jones no se encuentre sonriendo? —preguntó una voz muy conocida detrás de mí. Sonreí y me levanté de golpe para abrazar a mi queridísima amiga. Ella dió un respingo por mí inesperado movimiento y a los segundos me devolvió el abrazo fuertemente.

—Te he echado de menos —le dije con emoción en mi voz.

—Y yo a ti —apretó más el agarre.

Nos separamos y me dedicó una enorme sonrísa, se la devolví y me giré para saludar a sus padres.

—Hola señores Lauper —les sonreí.

—Amy —puso una cara de enfado pero se podía ver como intentaba disimular la diversión en sus ojos. Hacía años que la conocía y nunca me acordaba de llamarla por su nombre. Supongo que ya me había acostumbrado a su apellido.

—Perdón, Amy —sonreí de nuevo —¿Como os a ido el viaje? —pregunté esta vez a los tres.

Antes de que nadie pudiera contestar Nerea me cojío del brazo y comenzó a arrastrarme hacia la salida.

—Tengo tantas cosas que contarte —sonrió pícaramente.

Negué con la cabeza mientras reía divertida.

—Me cuentas por el camino.

*

—Y me besó —suspiró como enamorada.

—No puedo creerlo —abrí los ojos como platos.

Habíamos llegado a casa de Nerea, en el camino me invitó a quedarme a cenar ya que hacía mucho que no nos veíamos y teníamos que ponernos al día.

Me había contado en los últimos treinta y cinco minutos todo lo que había ocurrido durante su viaje. Yo me limitaba a observarla mientras sonreía y asentía de vez en cuando. Ella había vivido algo así como un amor de verano, por llamarlo de alguna manera, ya que después de su aventura de tres meses escasos no volvería a verlo debido a la distancia que les separaba.

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