Llegamos a la capital del escudo hace no mucho tiempo. Solo han pasado un par de años desde que llegamos y no ha pasado nada importante aquí en Anagantios.
Las señales de ayuda de otros planetas empezaron a llover desde que Demogorgón salió de Anagantios. Algunas nuevas razas se unieron a la orden y la guerra en contra de su imperio está marchando a la perfección.
El consejo ha decidido mandar ayuda a los planetas que podamos sustentar. Los que no, tendrán que esperar un poco, pero ayudaremos.
El anochecer llega y la puerta del cuarto en el que me quedo se abre. Hylla entra, cierra la puerta y deja su espada en la entrada.
—¿En serio estuviste todo el día ahí acostado?—Me pregunta alterada.
—¿Qué esperabas? No tengo nada mejor que hacer.—Le respondo a Hylla y ella se dirige a la ventana, se recarga en la barda y después toma aire.
—¿Qué voy a hacer contigo?—Me pregunta con gran decepción y se dirige a la ventana mientras yo me levanto y la tomo de los hombros.
—Lo mismo que ayer. No estaría mal.—Le respondo y se le dibuja una sonrisa en la cara.
—Estaba ebria.—Me responde riéndose.
—¿Y la noche anterior?—Insisto y ella se voltea.
—Acababa de volver de mi primera misión en casi cuatro años.
—¿Y la anterior a esa?—Continúo.
—No hables más.—Me dice. No es que no sepa hacer nada diferente con ella, pero es lo más placentero.
Se comienza a quitar las muñequeras y me rodea con sus brazos, me recuesta y se pone encima de mí, todo va bien hasta que la puerta se abre.
—Señor...—Suelta Shadow entrando al cuarto y yo me separo de Hylla.—Ay por favor.
Shadow cierra inmediatamente la puerta y después yo recargo mi cabeza en la almohada de la cama.
—¿Que no sabes tocar?—Le reclamo.
—Que bueno que solo me quité las muñequeras y las rodilleras.—Dice Hylla mientras se va indignada.
—Carajo.—Me digo, me levanto de la cama y veo a Shadow.—Pensé que estarías en la junta de generales menores del ejército.
—Terminó temprano.—Me dice irritado.—Que bueno que solo la ves como un soldado más. ¿Acaso tienen que darse cariño cada que se ven?
—¿Que no haces lo mismo con la comandante Livia?
—Ustedes exageran. Y ella ya es general, no comandante. La ascendieron hace dos meses.
—Es la misma porquería.—Le digo mandando todo al diablo.—Al final ambos rangos dirigen soldados.
—Un general es más importante que un comandante.
—Y mis necesidades e impulsos me son más importantes que los tuyos.
—Póngase el volante, ver eso es desagradable.
—Te recuerdo que también tienes uno.
—Nuna he estado desnudo frente a usted.
—Claro.—Tomo el faldaje y me cubro el miembro.—¿Estás feliz?
—Esta es una pesadilla.
—Ya dime lo que necesitabas.
—Los altos generales de la orden lo están esperando desde hace media hora en el castillo de Satán.
—¡Mierda!—Es cierto. Al parecer sí tenía planes más importantes que una noche de sexo. Me visto y corro lo más rápido que puedo hacia la entrada del edificio. Atravieso algunas calles, doy algunas vueltas y en eso.—Que imbécil, para eso tienes las alas, estúpido.—Las extiendo y me elevo.
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Poder y Gloria #3 - El Juego
ActionAnganatios ha sido liberado de la tiranía que Deus había extendido en él. Sunktum y sus hermanos se han reunido en el escudo infernal y ahora están dispuestos a ayudar a sus planetas vecinos a ser liberados de los ángeles. Sunktum no solo quiere ayu...