Los reaper entran corriendo a la fortaleza y mis hermanos comienzan a caminar de una manera tenebrosa, haciendo de este momento una entrada muy dramática.
—Dynamo, Opeth, ayuden a los soldados de la entrada noroeste.—Ordena Saurom.—Overkill, Trivium, ayuden en la noreste. Sunktum, conmigo. Hay que llegar a Demogorgón lo antes posible.
Veo un templo en el centro de la ciudad y veo que hay varios verdugos vigilando las afueras del edificio.
—Ahí está Demogorgón.—Le digo a Saurom señalando la punta del edificio.—Sus verdugos están defendiendo las entradas del edificio.
—Seguramente está abajo de la copa.
—O en su trono improvisado.—Algunos verdugos se unen a nuestras filas y comenzamos a correr hacia el templo mayor de Demogorgón, dejamos a los reaper en las calles para continuar atacando a los ángeles y verdugos que quedan y nos llevamos a un escuadrón de veinte verdugos.
En el camino veo como una bola lanzada por una catapulta destroza la punta del templo y cae hacia la glorieta que está en frente de nosotros. Me vuelvo hacia la entrada del puente y veo a los generales de artillería pesada de Ambicatus dando órdenes hacia los opeadores de las catapultas y una lluvia de bolas incendiadas cubre el cielo y mata a algunos soldados de ambos bandos, Ambicatus entra junto a sus legiones desde el puente y comienzan a derribar a todos los ángeles que se les acercan.
—¡Ambicatus está aquí!—Anuncio.
El camino es un poco corto pero al llegar nos encontramos con doce verdugos vigilando las entradas, ellos abren las puertas y se apartan.
—Rápido, Demogorgón está algunos pisos arriba combatiendo con un escuadrón de justicieros y verdugos.—Nos dice uno de ellos. Me vuelvo hacia Saurom y luego hacia los verdugos que vienen con nosotros.
—Busquen a nuestros hermanos y tráiganlos lo más pronto posible.—Les digo y ellos se van, me vuelvo hacia los otros verdugos y tomo aire.—Asegúrense de que nadie que no sea un clarividente cruce estas puertas.
Entro al templo junto a Saurom y ambos comenzamos a subir las escaleras, nos encontramos con algunos verdugos que están quietos y al vernos se apartan y señalan las direcciones que hay que seguir y al llegar nos encontramos con un buen número de verdugos muertos y con Demogorgón decapitando a los últimos tres, él nos ve y hace tronar su cuello.
—Ah, miren quienes se acaban de unir a la fiesta.—Nos dice con sarcasmo.
—Estás rodeado, Demogorgón. Ríndete.
—Ammm, no.—Un portal se abre y cuando Demogorgón se dispone a cruzarlo, Saurom comprime su mano y el portal se cierra.—¿Pero qué?
—No esta vez, Demogorgón.—Le dice en un tono serio.—Esta es tu última oportunidad de rendirte.
—O la suya.—Le responde a mi hermano y una fina espada lo atraviesa por detrás, la espada sale y una llamarada de fuego golpea su cabeza, tirándolo a las calles que rodean el edificio.
—¡Saurom!—Grito mientras lo veo tirado en la glorieta y algunos médicos intentan curar sus heridas.
—¿Me puedes decir en donde está el traidor de Myrath?—Me dice un soldado increíblemente parecido a Demogorgón, solo que en blanco y dorado en vez de negro y morado.—Sabía que estaba considerando unirse al enemigo, pero nunca pensé que se llevaría a mis mejores legiones a unirlas a ellos.
—¿Y tú quién eres?—Le pregunto.
—Metatrón.—Me responde Demogorgón y se vuelve hacia él.—Esperaba que no descuidaras tu puesto.
—El tal Araquiel y sus mercenarios me dejaron con muchas bajas y mi ejército está rodeado. Preparé a una flota para salir del planeta en el que me dejó y solo una cañonera logró salir del bloqueo que sus nuevas flotas formaron.
—¿En donde está el resto de la flota?
—Flotando hecha escombros en el espacio.
—¿Y qué hace Araquiel en esta guerra?—Pregunto.—Pensé que había abandonado la cruzada.
—Reunió a un grupo de traidores cansados de los ideales de sus superiores y ahora está formando una segunda orden que está aniquilando a nuestras fuerzas cerca de la zona oscura.
—¿Y Myrath qué tiene que ver con él?
—Nada, en realidad, solo quiero arrancarle la cabeza porque usó a Araquiel como escudo para salir del campamento con todos sus novakore. Ahora, dime en dónde está y te prometo que seré un poco más piadoso contigo que con tu hermano.
Entro en velocidad luz y clavo mi espada en su cuello.
—No, yo te prometo que la piedad nunca existirá para ti.—Metatrón toca mi espada con su dedo y la desvanece.—¿Pero qué...?
—Ay por favor, en serio creíste que vencerme iba a ser así de fácil? Puedo tener el aspecto de un ángel, pero soy casi igual de poderoso que Demogorgón.
—Diviértete con el clarividente.—Le dice Demogorgón y sube las escaleras para ocultarse más arriba.
—Bueno, ahora solo somos tú y yo.
—O tal vez no.—Responde Trivium mientras entra junto a Dynamo y a Overkill.
—¿Opeth y Ambicatus?—Pregunto.
—¿Nos creerías si te dijéramos que no tenemos idea de donde están?—Me responde Dynamo. Una explosión de unos pisos abajo nos hace voltear, un ángel sale disparado hacia arriba y es atravesado por un rayo.—Oh, ahí está Ambicatus.—Un verdugo rompe una pared con su espalda y vemos que trae un hoyo en el peto, Opeth entra volando y desciende con cuidado.—Y ahí está Opeth.
Ambicatus entra por las escaleras y Saurom agujera el suelo con el cadaver de un ángel volando hacia arriba.
—¿Y la herida que te dejé?—Le pregunta Metatrón a Saurom.
—Resulta que tú no eres ni siquiera la mitad de poderoso de lo que es Demogorgón.—Le responde Saurom y los siete rodeamos a Metatrón.
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Poder y Gloria #3 - El Juego
ActionAnganatios ha sido liberado de la tiranía que Deus había extendido en él. Sunktum y sus hermanos se han reunido en el escudo infernal y ahora están dispuestos a ayudar a sus planetas vecinos a ser liberados de los ángeles. Sunktum no solo quiere ayu...