Vest

25 3 53
                                    

—Soy el general Straitot.—Me dice uno de los soldados.—Y su actitud con mis soldados no me es para nada agradable.

—Mire, general.—Le digo.—Quiero aclarar que la mayor parte de mi orden ha venido para ayudarles a patearles el trasero a los profanadores.

—Pensé que eran demonios.—Me dice algo confundido.

—No... esos están por allá.—Le digo al tipo Straitot señalando hacia las tropas de Argthor.

—¿En nombre de quien vienen a Vest?

—En el nombre de la orden de centuriones.—Le digo y él rueda los ojos.

—No es cierto.—Me dice con un rebufo y me da la espalda.—¡Pacificadores! ¡Tiren esas...!—Claro... pacificadores. Los arietes de mi legión llegan a las puertas de la gran base angelical y las catapultas tiran las murallas. Straitot me voltea a ver sorprendido y abre la boca.—...O no. Ya lo hicieron por nosotros.

—De nada.—Le digo y me voy al campo.

—De todos los ejércitos que pudieron venir a ayudarnos, tenían que venir los únicos que son perfectos para organizar un desmadre perfecto en la zona de batalla.—Escucho decir a otro soldado.

Vaya. Creo que mi orden no le cae muy bien a los pacificadores. Bueno, vinimos a ayudar y bueno, las murallas ya están abajo, las puertas en el suelo, los ángeles haciendo todo por salir sin éxito y bueno, los pacificadores viendo como idiotas como mi orden aniquila a todos los ángeles del campo.

—¡Alto!—Grita uno de los pacificadores, corriendo para detener a mis legiones.—¡Alto! ¡Los necesitamos vivos!—Lo detengo, mis tropas se detienen con los sobrevivientes en sus manos y él se calma un poco.

—¿Para qué?—Le pregunto.

—Por que ellos nos pueden guiar hacia Deus, su líder.—Interviene Straitot caminando hacia el soldado menor y hacia mí.

—Deus murió hace cuatro años a manos de su verdadero líder.—Le respondo.

—No lo entiendo.

—Deus era solo el segundo al mando del tipo que estamos buscando.

—¿Quién?

—Demogorgón.

—No lo conozco... así que no voy a creer en tu cuento.

—Ya, maten a los profanadores.—Les ordeno a mis soldados y ellos acaban con los ángeles que habían capturado. El pacificador abre los ojos como platos y la boca como si quisiera que le metieran algo grande en la boca.

—Deja de buscar cuentos, pacificador...—Le murmuro al oído y me alejo de él.—Y quita esa mirada de idiota, te ves como un novato que acaba de chocar su espada con alguien más.

Me dirijo hacia el punto de encuentro, donde parecen estar los líderes del ataque y veo el holograma, busco las señales del paradero del resto de la orden y las bases que ellos atacaron.

—Ya...—Digo señalando una de las bases y busco la situación del resto.—Ya también... esa ya... esa también... ya... ya... ya... ya... ya... ya... en proceso... apenas están saliendo de los portales... ya... ya casi... les falta poco... ya... ya... ya casi... solo un poco... y... ya... ya... y... ¿Tan pocos quedaron?—Digo, sorprendido.—Azazyel parecía ser un alto general prometedor.

—No recuerdo haberle prestado mi holograma, general.—Me dice Straitot por atrás de mí.—Apártese de él.

—Venga a ver esto.—Le digo y él se coloca a mi lado.—General Straitot, esto es lo que usted quería, ¿no?—Le digo mientras le muestro a los pocos ángeles que quedan en el planeta con el holograma.

—Están saliendo del planeta.—Me dice y sus ojos se iluminan.—Se lo agradezco mucho, general...

—Sunktum, soy el alto general Sunktum.—Le digo.—Vinimos a ayudar y a solicitar refuerzos para acabar con la tiranía angelical.

—¿Qué quieren lograr con eso?—Me pregunta.

—Encontrar a Demogorgón y a sus justicieros restantes, rodearlos y vencerlos de una vez por todas.

—He oído hablar de los justicieros.—Me dice.—Juez, jurado y verdugo, es su lema.

—Así es. Los estamos buscando, ellos están involucrados con los profanadores y con Demogorgón.

—Hable, ¿por qué es tan importante el tal Demogorgón?

—Sus orígenes son desconocidos, pero mis hermanos y yo lo hemos estado buscando por qué hace mucho tiempo, mis hermanos y yo confiamos en él y en sus justicieros, tiempo después nos traicionaron e iniciaron una guerra en nuestra contra, nos defendimos y contraatacamos, no fue hasta hace setenta y cinco millones de años que los vencimos y encerramos, ellos dejaron una joven raza de seres alados, a los que llamaron ángeles y hace apenas seis mil años, Demogorgón y sus justicieros escaparon de su prisión y les han revelado a los ángeles que ellos son sus superiores.

—Dos razas predominantes, reaper y justicieros, ambos liderados por deidades, dos razas jóvenes y en proceso de evolución, pretores y pacificadores. He oído esa historia, pero para mi gente, esa no es más que una leyenda.—Hago brotar una planta del puesto y los líderes de los pacificadores abren los ojos como platos.—Realmente son ustedes.

Los pacificadores se arrodillan en una señal de respeto y colocan su mano derecha en el lado izquierdo del pecho.

—A su servicio, señor.—Me dice Straitot y yo le pido que se levante junto al resto de los generales.

—Nadie sabe distinguir a un depredador de su presa a menos que los vean en combate, es claro que, al igual que los reaper y los larcos, ustedes son verdaderos depredadores.

—¿Qué está insinuando, señor?—Pregunta otro general.

—Sean bienvenidos a la orden de centuriones.

—Sean bienvenidos a la orden de centuriones

¡Ay! Esta imagen no sigue nuestras pautas de contenido. Para continuar la publicación, intente quitarla o subir otra.
Poder y Gloria #3 - El JuegoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora