9. Cabellos

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[2045]

Las sesiones de Emily Rosie con el doctor Rogers estaban programadas para los días martes y jueves por la tarde. Era mucho más el tiempo que compartían juntos extraoficialmente debido a la afinidad que habían desarrollado con el paso del tiempo, pero en los registros solo quedaba constancia de esos dos días estipulados en la semana en que Nick y Emily se sentaban uno frente al otro en el consultorio del doctor para tener conversaciones sobre los progresos de la niña.

En ese momento, un jueves ordinario, Emily se hallaba sorbiendo las últimas onzas de chocolate caliente de su taza mientras su sesión se desarrollaba. Ya habiendo dado por sentado en el pasado que cada episodio de disociación que Emily había tenido en el pasado había sido causado por alguna especie de detonante, ambos se hallaban rebuscando en los recuerdos de la niña para identificar los más comunes.

—Una vez pasó algo... cuando yo estaba en mi casa anterior —pronunció Emily dando un breve sorbo a su bebida.

Era una memoria que todavía no había compartido con Nick, pero había sido más por puro descuido que por desconfianza o inseguridad.

—¿Quieres hablar de ello? —preguntó el doctor.

Emily asintió con la cabeza.

—Me había quedado sola en casa, sola con Martha (Martha limpiaba y cocinaba para papá y para mí). Pero ella estaba al teléfono porque alguien acababa de llamar, así que subí a mi cuarto a jugar mientras esperaba que el almuerzo estuviera listo. Papi me había comprado una muñeca muy bonita, pero no la traje conmigo y la extraño mucho porque me recuerda a él... era una bebé hermosa con el pelo negro, igual que yo.

Nick asintió sin dejar de tomar notas en su entrañable libretita blanca, ejerciendo con maestría su talento de escribir sin apartar la mirada de la conversación.

Sola en casa: aburrimiento → abstracción

No puede mantener el hilo de la conversación

—¿Le pusiste algún nombre? —inquirió el mayor.

—¿A ella? Sí —sonrió la niña.

—¿Cómo se llamaba?

—Anastasia.

—¿Como la princesa?

—Como la princesa.

"Anastasia" era la película favorita de Emily. Sin falta la veía una o dos veces por semana en sus ratos libres y cada una de ellas la disfrutaba como si fuera la primera.

—Ana era muy especial —continuó la niña—. Tenía los ojos muy negros, igual que su cabello. Cabía perfecto en mis brazos. La extraño.

—¿En dónde la dejaste?

—En casa. Cuando papá me dijo que empacara estaba muy asustada y olvidé traerla.

—Yo podría decirle a alguien que vaya por ella, ¿qué te parece?

El semblante de la pequeña se iluminó.

—¿Harías eso, Nick? —Y el tono de su voz ascendió considerablemente.

—Por supuesto que sí, Em.

—¡Gracias! —exclamó la menor.

—Por nada —sonrió Nick, sabiendo que no le correspondía hacer ese tipo de concesiones. No tenía por qué hacerlo, pero es que le gustaba hacerla feliz—. ¿Te parece si volvemos a la historia que me estabas contando?

—Oh, sí —retomó la azabache—. Fui a mi cuarto y jugué con Ana un rato. Mi amigo también jugó con nosotras, y todo estaba bien... no recuerdo muy bien qué pasó. Pero después... fue horrible.

Emily Rosie © [RESIDENTES #1]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora