[2046]
Sentados frente a la mesa ruinosa de su casita en la colina, Emily Rosie y Nicholas Rogers se encontraban a la mitad de una cena mezquina. Últimamente el mayor de los dos había estado tan ocupado con su trabajo que había tenido que aplazar el abastecimiento correspondiente de la casa. No había obtenido ninguna queja al respecto, pues Emily nunca se quejaba bajo ningún concepto, pero quizás esa era la razón por la que se sentía tan culpable por ello: su pequeña era una niña buena, una niña agradecida y gentil que jamás le haría notar lo poco que la ensalada cocida de zanahorias y garbanzos con arroz le llenaba el estómago. Por el contrario, la estaba consumiendo con tal genuina sonrisa que tal parecía que era el manjar celestial más exquisito que había probado, cosa que no era muy probable. Él debía esforzarse. Debía trabajar más duro por ella.
—Nick —sonrió la chiquilla, riendo por haber hablado con la boca llena.
—¿Sí, Em? —respondió él, volviendo al presente para dedicarle toda su atención.
—Ya voy a cumplir catorce —habló Emily después de haber terminado el bocado.
—Así es. Ya pronto.
—Cómo pasa el tiempo, ¿no? Nos conocimos cuando yo estaba así de pequeña. —Gesticuló indicando colocando la mano por debajo de su barbilla—. Y ahora mírame. Ya casi soy una adulta.
—Y yo estoy muy orgulloso de ti. —Nick le dirigió una sonrisa cansina.
—¿Crees que podamos celebrar?
—¿Tu cumpleaños?
—Ajá.
—¿Eso te gustaría?
Emily asintió con la cabeza con una ancha sonrisa.
—Bueno, no veo por qué no —concluyó Rogers, revolviéndose el pelo con movimientos lentos y adormilados—. Podemos cenar algo especial, incluso podría conseguir un pastel.
—¿Glaseado?
—Sí tú quieres.
—¿Puede ser azul? —sonrió la azabache.
—Azul como tus ojos —devolvió el mayor con un brillo paternal en la mirada.
—¿Y crees que pueda invitar a Lionel?
Nicholas no respondió al instante. Sus sesiones con Emily habían incluido la mención de ese nombre últimamente, por no mencionar lo mucho que desde hacía un tiempo lo llevaba escuchando alrededor de la casa. Sin embargo, su enfoque para el tratamiento siempre había implicado paciencia y prudencia para ahondar en cada tema nuevo que se presentaba, por lo que hasta el momento no había llegado a deducir con certeza si Lionel se trataba de una figuración o de una persona real.
Ni siquiera había decidido cuál de las dos opciones prefería. ¿Prefería que Lionel no fuera más que una nueva visión fabricada por la mente de Emily, implicando el retraso de su progreso y significando su propio fracaso, el de Rogers? ¿O tal vez que, por el contrario, Lionel fuera una persona real que venía del exterior de su santuario sagrado y tenía la completa capacidad de correr y hablar de la existencia de Emily con cualquiera que estuviera dispuesto a escucharle? Ambas opciones contaban con sus propias complicaciones. A Nicholas le convenía ser muy cuidadoso con sus siguientes movimientos.
—¿Crees que Lionel quiera venir? —preguntó, fingiendo prestarle mucha atención a las zanahorias de su plato.
La chica vaciló.
—Yo creo que sí quisiera... —respondió—. Pero no sé si podría...
—¿Por qué?
—Porque no vive cerca de aquí.
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Emily Rosie © [RESIDENTES #1]
غموض / إثارةUn psiquiatra atormentado y una niña enferma forman una familia envuelta en sucesos perturbadores y secretos irrompibles. *** En lo alto de la colina, a las afueras del pueblo, en una pequeña casita vieja y derruida, viven Nick y Emily Rosie. Nadie...