Capítulo 3.

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- Hay muchas cosas que se sobre ti, Alex Christine Smith

Eso sin duda logró asustarme aún más, no solo sabía mi nombre y mi apellido, sino que también sabía mi segundo nombre.
¿Qué diablos?

Utilicé toda mi fuerza para deshacerme de su agarre y cuando lo logré, me alejé de él lo más que pude.

La música seguía sonando y las personas seguían bailando y disfrutando de la noche.

- ¿Cómo es que sabes mi maldito nombre? — Pregunté bruscamente.

Él sonrió abiertamente, mientras me miraba fijamente y soltó:

- ¿Estás asustada? — Habló mientras tomaba mi mano y trataba de acercarme nuevamente a él, pero yo volví a soltarme.

- No seas inmadura, Alex, solo quiero ir a un lugar más tranquilo para que podamos hablar, sin todas estas personas — Finalizó para ofrecerme su mano, la cual ignoré y caminé hacia la barra en la cual me encontraba hace unos momento atrás.

- Aquí podemos hablar perfectamente — Le dije mirándolo fijamente. — Ahora responde mi pregunta — Exigí.

Él, al oír mi tono de voz, cambió su semblante a uno serio.

- Solo quería averiguar quien era la chica que dañó mi camioneta — Dijo con voz fuerte. — Además, como ya te lo dije, llamas mucho mi atención, solo me informé un poco sobre ti.

- ¿¡Acaso eres un maldito psicópata!? — Casi grité. Quizás exageré un poco al elevar tanto mi tono de voz, pero me encontraba un tanto alterada.

Max

- ¿¡Acaso eres un maldito psicópata!? — Dijo ella casi gritando.

No crean que soy un psicópata, simplemente desde el día en que la vi, cuando me retó en el pasillo, si que llamó mi atención.
Nadie nunca me miraba a los ojos, todos siempre se intimidaban tan solo con mi presencia, y la verdad así lo prefería yo, creo que es la fama que me gané haciendo lo que hago.

Si, participo de peleas ilegales, además de otras cosas que también...son ilegales, pero es que fue la única salida que encontré cuando ya no podía pagar el lugar en el que vivía y ni siquiera tenía para comer.

Así que sin pensarlo me metí en esto, no estoy disconforme, la verdad es que gano muy bien, sumándole a eso que me gané la imagen de chico peligroso que podría romperte todos los huesos solo con mirarte.

Lo sé, a veces las personas exageran un poco, pero no me quejo.

Pero también decidí que quizás sería bueno retomar mis estudios. Cuando era un adolescente normal, realmente era muy buen estudiante, y me iba muy bien.

Pero las cosas no son siempre como uno quiere, y mi vida dio un giro inesperado.

No confiaba en nadie, ya había sufrido demasiado en mi pasado por confiar en las personas, no volvería a cometer el mismo error.

Pero esta chica parece no tenerme miedo.
A cualquier persona que me hubiera hablado de la manera en la que ella lo hace, y lo que le hizo a mi camioneta... se encontraría en el hospital en este momento.

Alex despertaba una gran intriga, y eso me molestaba, pero no podía negar que desde que la vi, sentí que debía conocer todo de ella.

Pero creo que debería dejarle claro que no va a tratarme de ese modo; todos me respetan, si, sé que es porque me temen, me gané ese respeto al ser el mejor en las peleas clandestinas.

Comencé en esto cuando tenía tan solo 15 años, y ahora tengo 19, 4 años de mi vida en los cuales hice mucho dinero, y parece que todos tienen claro quien soy, menos ella.

- No vuelvas a hablarme así — Le dije de manera dura. — Creo que fui muy bueno contigo, pero ya fue suficiente.
Eres la única que parece no saber quien soy y como me gano la vida, tal vez debería mostrártelo para que así sepas que debes respetarme. — Continué. — Se que apenas me viste en ese pasillo, creíste que era el típico chico lindo sin cerebro que lo tiene todo y pude obtener fácilmente lo que quiere gracias a su adinerada familia. Pero te equivocaste, Alex, estoy muy lejos de ser ese chico.

Alex

Estaba realmente asombrada por lo que acababa de decirme.

Pero lo que más llamó mi atención fue la parte en la que dijo que debía "respetarlo".
Sé que he dicho esto muchísimas veces, pero:
¿Quién se cree qué es?

- No sé quién diablos te crees que eres, tampoco sé cómo te ganas la vida, pero puedes esperar sentado si crees que intimidándome vas a ganar mi maldito respeto — Dije enojada, pero al ver como su mirada se oscurecía y me veía de una manera que me hizo temblar, me arrepentí al instante por haberle hablado de esa forma.

Se acercó a mí rápidamente, y sin dejarme reaccionar, me tomó del brazo bruscamente jalándome hasta la salida del lugar.

Al cruzar la puerta de salida, logré soltarme de su agarre en mi brazo, que ya comenzaba a doler y lo miré con el ceño fruncido.

- Alex, no juegues con mi maldita paciencia — Habló casi gritando. — Se una buena chica y camina hasta el maldito auto — Continuó mientras señalaba un hermoso auto color negro estacionado a unos metros de nosotros.

Si, ahora tenía un maldito auto.
Y parecía uno muy costoso. Pero si no es un niño lindo al que sus padres con mucho dinero le dan todo, ¿en qué estaba metido este chico?


-  ¿Quién diablos te crees, imbécil? — Grité. A nuestro alrededor no había nadie, a  excepción de un chico fumando un cigarrillo, el cual terminó y seguidamente volvió a adentrarse al lugar.

Max, en un movimiento rápido, me tomó por las piernas y me tiró sobre su hombro.

- ¡Max! ¡Bájame ahora mismo! — Vociferé como una loca, mientras movía mis piernas.

- Te advertí que no jugaras con mi paciencia.
Ahora te mostraré porque debes respetarme.

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- Ina ✌🏻♥️

MaxDonde viven las historias. Descúbrelo ahora