Capítulo 5.

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Estuve parada en el mismo lugar hasta que finalmente me decidí en hablar.

- Quiero ir a mi casa — Dije, sonó más como una pregunta, pero no me importaba, simplemente quería irme.

- Quédate, de todas formas no es como si alguien estuviera en casa esperándote — Habló él. Sus palabras me sorprendieron, pero también me dolieron, si, era verdad, no había nadie en casa que me estuviera esperando, pero ya me había acostumbrado.

Al parecer sabe bastante sobre mi, por el contrario, yo solo sé su nombre, su edad y que se dedica a cosas ilegales.

- No me quiero quedar, quiero irme, ¿acaso eres sordo? — Respondí ya cansada y algo frustrada. Mi tono de voz sonó molesto y agresivo, pero me importaba una m*erda.

Él se levantó rápidamente del sofá y se acercó a mí, tomándome bruscamente por la nuca.

- Deja de hablarme así, luego de todo lo que te he dicho sigues sin mostrarme respeto — Dijo con tono amenazante. — Y no te lo estaba preguntando. Vas a quedarte aquí esta noche, mañana temprano te llevaré a tu casa, tomaras tus cosas y luego iremos al instituto. ¿Quedó claro?

De mi boca no salió ninguna palabra, simplemente asentí, no sabía de lo que era capaz este maldito loco. ¡Y Dios!, tal vez suene algo masoquista, pero quería que me volviera a besar de la manera en que lo hizo antes.

Estoy loca, lo sé.

- No te oí, dije: ¿quedó claro? — Reiteró viéndome fijamente a los ojos.

- S-si, quedó claro — Hablé intentando no tartamudear. Es que su cercanía y de la manera en la que me miraba no ayudaban.

Si que soy masoquista, pero no crean que dejaré que el piense que es mi dueño.
Yo soy dueña de mi misma, de mi cuerpo y de mis decisiones.

Solo esta vez haría lo que él dijo, pero solo porque ya es tarde y estoy cansada, no porque me haya intimidado demasiado ni nada de eso, pfff.

Luego de oír lo que quería, me soltó, y nuevamente tomó asiento en el sofá, a la vez que encendía la gran pantalla frente a él.

- Tengo hambre — Volví a hablar.
Realmente tenía hambre, lo poco que había comido antes de ir al club, ya no existía en mi sistema.

- No tengo mucho para comer, puedo pedir una pizza o algo si quieres. Aquí cerca hay un lugar donde hacen entregas a todas horas, así que no te preocupes por la hora — Informó, sin despegar sus ojos del televisor.

Tomé asiento en el sofá para una sola persona, mientras tanto veía como Max tomaba su celular y hacía una llamada ordenando pizza.

- Listo, en 15 minutos tendrás algo para comer.

Simplemente asentí con la cabeza.

15 minutos después se escuchó como tocaban la puerta.
Si que son veloces.

Me puse de pie velozmente debido al hambre que sentía y abrí la puerta, encontrándome con un chico de aproximadamente unos 19 o 20 años de edad, con un cuerpo claramente trabajado, de alta estatura, cabello rubio, ojos castaños y una bonita sonrisa.

Estaba realmente embobada viéndolo sin decir nada, creo que hasta estaba babeando, ¡si que hay cosas bellas en este mundo!

MaxDonde viven las historias. Descúbrelo ahora