Capítulo 10.

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Max estacionó en un lugar solitario con una gran vista a la ciudad, donde se podía apreciar un cielo poblado de estrellas. Era maravilloso.

Él bajo del auto y se sentó sobre el capó del auto mientras encendía un cigarrillo.

Baje luego de unos segundos algo confundida, no sabía exactamente qué hacíamos aquí, pero bueno, no me quejaba, tenía una vista genial.

Me situé a su lado sobre el capó y me quedé observándolo unos minutos, que escondería debajo de esa fachada, me intriga tanto saber por qué es de esa forma, tan oscuro, cerrado y agresivo.


- Te traigo a ver las estrellas y ¿prefieres observarme a mi? Si que eres rara, nena — Habló sobresaltadome.

Al parecer me había quedado demasiado tiempo viéndolo sin disimular, es que bueno, el alcohol hacía que perdiera todo tipo de vergüenza y puedo llegar a ser muy sincera.

- Lo siento — Me disculpe sin sentirlo realmente, Max tenía una belleza que me hipnotizaba, y me era imposible no quedarme viéndolo como estupida, y sus carnosos y húmedos labios parecían llamarme a gritos.


- Está bien, se que soy demasiado irresistible para el sexo femenino — Comentó en forma de broma.

Si que era bipolar, hace tan solo media hora me estaba gritando por sus estupidos celos, y ahora estaba bromeando conmigo, él si que tenía muchas facetas.

Pero además de eso, su comentario me asqueo un poco, era obvio que Max podía tener a la chica que quisiera, es decir, con solo mirarla y sonreírle ya podría tenerla en su cama, pero me molestaba que me incluyera también a mí.

- Tal vez, pero hay mejores — Hable con burla tratando de molestarlo y dañar un poco su gran ego.

No demostró ninguna expresión, solo siguió con su vista al frente mientras terminaba su cigarrillo, luego bajo de el capó y tiro el cigarrillo después de darle una última calada.

- Si, tal vez hay muchos chicos que llamen tu atención, Alex — Habló haciendo que mi atención se dirigiera a él. — Pero — Continuó hablando hasta estar frente a mí, yo aún me encontraba sobre el capó de el auto con mis piernas colgando, él las abrió un poco y si situó entre ellas. — Solo yo puedo fijarme en ti — Lugo de decir eso, tomó mi rostro entre sus manos y unió sus labios con los míos.

No me resistí, para que mentir, no le echaría nuevamente la culpa a el alcohol, yo deseaba que me besara.

El beso era sensual y algo agresivo, pero me encantaba, mordió mi labio inferior delicadamente pidiendo permiso y yo sé lo concedí, su cálida lengua jugo con la mía volviéndome loca.

Sus manos ahora se encontraban sujetando firmemente mi cintura, y las mías estaban entretenidas jugando con su cabello, tire un poco de el y Max soltó un gemido ahogado.

Cuando ya no teníamos más oxígeno, se separó lentamente, no sin antes morder mi labio inferior con algo de fuerza pero sin llegar a lastimarme.

Se quedó  observándome fijamente con una traviesa sonrisa de labios cerrados, yo en cambio desvié la mirada hacía cualquier lugar posible, tratando de no verlo a los ojos.

- ¿Acaso tienes vergüenza de lo que acaba de pasar? — Rompió el silencio.

Me tarde unos segundos en contestar, pero finalmente lo hice:

- No, no es eso Max, es solo que — Me quedé unos segundos más en silencio, en realidad no sabía que decir, no sabía que me pasaba, no quería ni pensar como sería si me enamorara de Max, él solo me veía como algo que le pertenecía, y no quería ser la estupida chica que cree que puede cambiar al chico malo.

Seguro se la pasa acostándose con una chica diferente todos los días, era un hecho, no iba a enamorarme de este chico, pero, acaso yo no podía divertirme también? Es decir, tengo un sexy chico delante de mí que solo quiere diversión, besos, sexo, me da igual. ¿Por qué no dejarlo que me enseñe todo lo necesario sobre eso?

Si, yo era virgen, pero no idiota, solo había tenido un solo novio en mis 17 años de edad, y no había funcionado, ya saben, me gusta ser una chica libre, que puede vestirse como quiere, tener los amigos que quiera y salir a dónde quisiera.

Tal vez Max y yo podríamos divertirnos juntos.

- ¿Qué es lo que quieres de mí? — Volví a hablar luego de haberme quedado sumergida en mis pensamientos. — ¿Sexo? — Pregunté.

Él soltó una carcajada y luego me miro fijamente.

- ¿Eres de esas, princesa? — Pregunto burlón. — Apostaría a que eres virgen — Finalizó.

- Lo soy — Afirme rápidamente sin vergüenza alguna. — Pero eso no quiere decir que no sepa lo que quieren los chicos — Aclaré. — ¿No es eso lo que quieren todos? — Pregunté con algo de inocencia.

Lo que sabía de sexo me lo había contado Meg, ella si que tenía experiencia en eso, Megan era una de esas chicas que pensaba "Si ellos pueden divertirse con nosotras, porque nosotras no?" Siempre decía eso, y si que disfrutaba libremente de el sexo, siempre con chicos diferentes y guapos, y si lo repetía nuevamente con alguno de ellos, era porque era muy bueno en la cama.

- Si, eso es lo que todos queremos — Habló seriamente Max. — Pero tú no vas a dárselo a todos, Alex — Posó su mano en mi mejilla y beso cortamente mis labios. — Se que no eres de esas.

- ¿Cómo lo sabes? — Pregunté, tratando de desafiarlo.

- Hoy en día las chicas a los 17 ya pasaron por la cama de muchos — Dijo mientras fruncía un poco sus cejas — Además, sé que tu virginidad es algo importante para ti, puedo saberlo con tan solo mirarte.

- Solo no quiero dársela a alguien que no la merezca, que solo me use por una noche y luego me eche como si no valiera nada.

- Ah si — Dijo, pero sonó más como pregunta. — ¿Y que necesitaría ese chico para que decidieras dársela? — Preguntó finalmente.

- Necesitaría confiar en él y que él confíe en mí — Dije sinceramente, no pretendía que fuera romántico o como en las películas, solo necesitaba que ambos confiáramos el uno en el otro, y saber que al otro día no despertaría sola y sintiéndome usada.


- La confianza se gana, princesa — Habló mientras volvía a sentarse a mi lado en el capó del auto, y encendía otro cigarrillo.

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- Ina✌🏼♥️

MaxDonde viven las historias. Descúbrelo ahora