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Era una locura la cantidad de gente que habían conseguido hacer entrar en el gimnasio del instituto. Y era una locura aún mayor que hubiera estado dispuesta a pagar lo que pagué por "colaborar con el grupo de futuros egresados", claro que en un año iba a ser yo la que intentara convencer a toda costa a cada pobre estudiante para que me cediera parte de su mesada por poder pararse en aquella estancia repleta de jóvenes danzantes.

En medio de esa locura había perdido a Poseidón, aunque claro, una pequeña parte de mi sabía que llevaba semanas enteras perdiéndolo. A cada minuto que pasaba, sabía que Linn se estaba ganando su corazón y siendo honesta me importaba poca cosa. Jamás vi a Poseidón como algo más que mi mejor amigo... Jamás lo vi como te veía a ti. 

Amor en gama de rojoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora