Cuando la sangre se secó, me puse en pie y caminé la media cuadra que me separaba de mi casa. Éramos vecinos desde que teníamos cinco años, o algo así, vivías a tres cuadras y por eso de pequeños jugábamos juntos.
Hasta que tu primo apareció con su mejor amigo, de ojos azules y que amaba nadar, por algún motivo que desconocía. Pero por aquellas épocas no importaba que yo fuera una niña, jugábamos siempre los cuatro juntos.
Y así seguimos hasta el tercer año de la secundaria.
Entonces pasó lo más inesperado e indeseado, tú decidiste que no saldrías con nadie hasta la graduación y yo decidí enamorarme de ti.
Pero como toda historia, claramente, no iba a ser tan sencilla.
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Amor en gama de rojo
PoesíaPorque todo pasó por un puñado de lapiceras y una fiesta un año atrás. Segunda parte de la saga: Colores del amor