Miré mi reloj: tres en punto p.m.
La campana sonó y en ese mismo instante nos precipitamos a guardar todo lo que teníamos sobre las mesas en las mochilas.
La profesora se despidió, tú te fuiste a despedir y entonces caímos en la cuenta de que aún nos quedaban unas cuatro horas juntos. Solos. En tu casa. Sin nadie que salvara la conversación.
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Amor en gama de rojo
PoesíaPorque todo pasó por un puñado de lapiceras y una fiesta un año atrás. Segunda parte de la saga: Colores del amor