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Miré mi reloj: tres en punto p.m.

La campana sonó y en ese mismo instante nos precipitamos a guardar todo lo que teníamos sobre las mesas en las mochilas.

La profesora se despidió, tú te fuiste a despedir y entonces caímos en la cuenta de que aún nos quedaban unas cuatro horas juntos. Solos. En tu casa. Sin nadie que salvara la conversación. 

Amor en gama de rojoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora