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hoseok pausó la música que estaba oyendo en ese momento, se sacó los auriculares y luego volvió a mirar hacia la ventana con notable ansiedad.

sus manos se unieron sobre su regazo, y luego sus dedos comenzaron a jugar entre sí, sin duda alguna se estaba carcomiendo de nervios.

habían pasado ya tres días en otra ciudad a las afueras de seúl, días en los cuales no había podido ver a yoongi, donde sólo podía mantener contacto con él a través de mensajes desde un celular, y ahora por fin estaba llegando a la ciudad.

-—¡hobi! —su hermana habló casi gritando a su lado—. ¡tu teléfono!

el pelirrubio se alertó, así que cuando giró su rostro hacia la mayor ella estaba agachada recogiendo su teléfono del suelo.

—lo siento, lo siento, lo siento —se lamentó mientras jiwoo le entregaba su teléfono en la mano—. realmente lo lamento, noona.

—desde ayer te noto distraído, ¿qué te está pasando? —inquirió con un tono bromista.

—yo... yo... no lo sé —titubeó algo nervioso.

—ya sé que ansías ver a yoongi, pero tranquilo.

jiwoo le dedicó una amplia sonrisa, y luego sin decir nada más se giró para mirar por la ventana del auto.
hoseok se quedó atónito, ¿acaso su nerviosismo era tan notable? ¿era tan obvio?
sus mejillas se tiñeron de un leve carmín, sin razón aparente comenzó a sentirse algo nervioso, incluso juraría que podría terminar sudando de la ansiedad.
cuando miró hacia el frente, sus padres seguían concentrados en el camino, parecía que ni habían estado percatados del pequeño movimiento que sucedió entre los hermanos en el asiento trasero.

—mamá —hoseok llamó a su progenitora desde el asiento trasero.

—¿qué sucede, hobi?

—¿cuánto falta para que lleguemos?

—uhm... —su madre aguardó silencio unos minutos—. ¿diez minutos? —inquirió mirando a su marido, este asintió—. sí, diez minutos.

su estómago se revolvió al solo pensar que en unos minutos podría por fin ver al pelinegro.
para su suerte los días habían pasado rápido, sí. pero aún así lo extrañaba.
se sentía raro, no eran sensaciones que su organismo experimentara seguido.
decidió ignorar esos pensamientos, agachó su rostro y desbloqueó su teléfono para luego poder buscar en contactos a su hyung y poder avisarle que estaba por llegar.
no tardó en recibir respuesta, el pelinegro le dijo que le esperaría en su casa, y le hizo saber cuan grande era el anhelo que tenía por volver a ver a su dongsaeng.
una vez hecho eso bloqueó su teléfono nuevamente y lo guardó en el bolsillo de buzo color blanco, asegurándose de que de allí no podría caerse.
intentó mirar hacia la ventana, esperando que pase como cuando era niño; creer que mirar el cielo hacia que las horas, minutos y segundos pasaran volando.

quería sentir el perfume de yoongi nuevamente, deseaba tenerlo impregnado en sus vestimentas.
anhelaba profundamente poder volver a sentir al pelinegro entre sus brazos, en serio deseaba volver a ver sus ojos y aquél precioso brillo que estos poseían, en realidad necesitaba volver a estar a su lado.
yoongi se estaba volviendo como su pequeña adicción.

el menor bufó en voz baja, parecía que el tiempo avanzaba tan lento como si de una tortuga de tratase.
entonces intentó poner en marcha algo que desde pequeño hacía; si piensas en que quieres que el tiempo avance rápido, entonces pasará lento. pero si piensas en cualquier otra cosa, entonces pasará rápido.
puso en marcha su pensamiento de pequeño, así que comenzó a imaginar que podría usar para aquella fiesta a la cual el pelinegro le había invitado.
sus padres aún no sabían nada, pero estaba seguro que le dejarían si yoongi les preguntaba y se responsabilizaba por él, mucho más teniendo en cuenta la gran adoración que el padre de hoseok tenía hacia el pelinegro.
su mente divagaba, y no supo por cuanto tiempo lo hizo, ya que luego pudo visualizar que estaban pasando frente a la casa de yoongi, lo cual indicaba que estaban muy cerca de su casa.
ahí fue cuando los nervios le atacaron nuevamente.

en pocos minutos el auto de los jung estacionó frente a su propia casa, y el corazón de hoseok latió con mucha más fuerza cuando vio como yoongi estaba sentado en el piso frente a la puerta de su casa, mirando el auto con intriga.
cuando las puertas del lado de sus padres se abrieron, pudo ver como yoongi se levantaba del suelo con una sonrisa mientras los observaba y limpiaba su pantalón de cualquier rastro de suciedad.

hoseok abrió la puerta, y cuando salió completamente del auto le dedicó una sonrisa.
el pelirrubio quería ir hacia yoongi y abrazarle.
y obviamente, hoseok no se quedó con ganas de hacerlo.
en largas zancadas fue corriendo hasta el mayor, que al parecer no entendía porque hoseok corría con tanta desesperación hacia él, el menor reía internamente mientras veía la mueca de yoongi pensando en que hoseok podría tirarlo al suelo.
el pelinegro no tuvo tiempo a reaccionar, a penas hoseok estuvo frente suyo envolvió su torso con sus propios brazos, atrapando completamente a yoongi. puesto que tenía sus brazos pegados a sus costados.

—te extrañe mucho —dijo hoseok con una sonrisa mientras sentía sus fosas nasales inundarse con el perfume de yoongi—. en serio te extrañé mucho.

—hobi... me estás dejando sin aire... —el pelinegro habló como pudo, hoseok dejó de hacer fuerza en el abrazo, permitiendo que yoongi pudiese respirar.

el menor soltó al pelinegro, y se separó unos centímetros para poder observar su rostro.
estaba por llevar su mano hacia sus mejillas, pero claro, no todo puede ser posible.

—¡hoseok! ¡no seas holgazán y ayuda a bajar las cosas del auto!

SUGA DADDY ━ YOONSEOKDonde viven las historias. Descúbrelo ahora