2. Todo estará bien

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*Isaias en multimedia*

Thais e Isaías se encontraban saltando de árbol en árbol con una agilidad increíble.

La chica corría sobre los troncos de los árboles con una agradable sensación en el pecho. El viento le acariciaba el rostro mientras ella saltaba y se balanceaba de rama en rama seguida de su pequeño discípulo.

Pasaban los minutos y ninguno parecía agotarse.

-Sabía que serías un guerrero- le susurró Thais en un momento, cuando se detuvieron. Ambos se habían acercado a la zona de la cual provenía el fuego. El chico observó su propio cuerpo, cubierto de pintura color celeste- eres un niño muy valiente.

Isaías se sonrojó y fijó la vista en el suelo. Al instante, la expresión de muchacho cambió y se puso alerta, sacando su espada.

-Los humanos- dijo arrugando la nariz. Isaías caminó en cuclillas unos pasos y se escondió detrás de un árbol- allí está la entrada al búnker- dijo el muchacho señalando.

Thais se acercó y enfocó la vista en la dirección que el chico le indicaba. Tenía razón, a los pies de una montaña, se podía ver efectivamente una puerta de metal que se encontraba abierta y humanos entrando y saliendo de ella.

-Bien- Thais inspeccionó los alrededores- aquí es donde empieza su Campamento.

La Reina Exilium sacó un pergamino y un carbón para escribir. A medida que observaba, comenzó a trazar líneas para ubicar el lugar exacto en el que se encontraba el campamento.

-Viator y Petra ya deberían estar por allí inspeccionando en la superficie. Nuestro trabajo es seguir recorriendo todo lo que podamos para ver cuán grande es sin ser detectados. Ellos no pueden saber bajo ningún costo que nosotros existimos.

-O enviarán un equipo de búsqueda- agregó Isaías asintiendo. Para su corta edad, no solo era valiente si no que parecía ser muy astuto.

-Tenemos que separarnos- dijo la chica- yo iré al Sureste y tú irás al Suroeste, así podremos cubrir más terreno. No creo que se hayan expandido tanto.

Isaías asintió y, espada en mano, se dirigió hacia la dirección indicada.

Thais comenzó a inspeccionar, esta vez yendo más despacio. No quería tropezar o que los humanos por algún motivo miraran hacia arriba y la vieran caminando por los árboles.

Los humanos no parecían percatarse de su presencia y , como ella había previsto, no se habían distribuido demasiado. No tardó mucho en llegar al extremo Este del campamento por lo que comenzó a caminar hacia el sur, marcando su recorrido en el mapa.

Aquellos seres eran muy distintos a los Carguimen. Parecían mucho más organizados, pero a la vez egocéntricos, como si primero estuvieran ellos y luego la tierra y no viceversa.

Thais ni siquiera quiso imaginar cómo debían sentirse respecto al mundo Espiritual, ¿Tendrían Dioses? ¿Oraciones?

Mientras caminaba, la muchacha trató de concentrarse en su interior, intentando encontrar a Statera.

Por favor. Pidió la chica en sus pensamientos. Lo que tú le otorgaste a los humanos era una profecía, no un acertijo por lo tanto era inevitable que se cumpliera.

Los labios de la chica temblaron con tristeza pero no hubo respuesta.

Mientras los días pasaban, Thais intentaba disimular su tristeza ante sus amigos. Hacer que no pasaba nada, que todo estaba bien, que sabía perfectamente como liderar a todo el pueblo Exilium. Hasta casi había logrado convencer a Viator de que ya no estaba tan triste, pero el chico a veces la miraba de forma diferente. A la muchacha le preocupaba el hecho de que, mientras ella estuvo muerta, Viator había tenido una conversación con Statera y no estaba segura de querer saber qué le había dicho la Diosa antes de evaporarse de su vida para siempre.

Pero la verdad era que Thais sufría, continuamente. Tenía una sensación extraña y punzante en el pecho que no cesaba y a veces era tan grande que le impedía dormir.

Luego de caminar un rato más, Thais se encontró de nuevo con Isaías.

-Todo salió bien, nadie me ha visto- informó el chico. Thais asintió y suspiró un poco más relajada. Las cosas estaban saliendo bien, para variar.

Se sentaron a descansar un momento, visiblemente más tranquilos. Habían visitado el territorio enemigo y comprobado que éste no era tan grande como ellos imaginaban ni eran tantos como en la Nación Exilium.

Se relajaron a la espera de Petra y Viator, mientras Thais intentaba alejar la mala sensación de su pecho, que le decía que algo estaba por salir mal.

Fluxa: La protectora de StateraDonde viven las historias. Descúbrelo ahora