17. El guardián

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-¿Hola?- preguntó Thais, sus manos delicadas y llenas de cicatrices aún aferradas contra la dura roca.

Nadie contestó. La muchacha esperó un poco y, como nadie contestaba, decidió seguir su camino, la curiosidad nunca había sido su más grande fuerte.

-Usted es Habens Stateram, ¿Verdad?- dijo de pronto una voz a su lado. La chica cantó victoria internamente, supuso que si lo ignoraba él decidiría acercase por cuenta propia. Thais se volteó y no se sorprendió cuando vio a un hombre de pelo negro, piel pálida y cuernos sentado sobre un alargado dragón rojo.

-El Exilium perdido- dijo la chica, reconociéndolo al instante. Era fácil, puesto que ella había rescatado miles de Exiliados en el pasado y él había sido el primero (y único) que intentó escapar de ella. La chica no lo siguió cuando lo hizo, durante sus enseñanzas de pequeña había aprendido que todo pasa por algún motivo y que, seguramente, el destino de ese pequeño se encontraba en otra parte.

Aquello había ocurrido hace veinte años, ahora se encontraba frente aquel muchacho, solo que ahora era un hombre. Se había vuelto fuerte y duro como aquellas paredes oscuras.

-Gracias por no forzarme a ir a la aldea- El hombre dirigió su mirada a la capa de la Reina y luego a su corona plateada- veo que muchas cosas cambiaron con el pasar del tiempo.

Thais asintió y trepó hasta una pequeña saliente. La muchacha se sentó con ambas piernas colgando por el borde.

-¿De qué vives aquí?- preguntó, por educación. Como Reina, debía asegurarse de que todos sus súbditos vivieran en buenas condiciones.

-Soy el Guardián de los dragones- explicó- vigilo que no hayan forasteros o animales que roben sus presas, también los ayudo a controlar la presión volcánica, ya que este podría estallar en cualquier momento. A cambio ellos me proporcionan comida, agua y traslado. Creo que me llevo mejor con los animales que con la gente.

Thais sonrió, se identificaba un poco con aquellas palabras.

-Gala quería visitar la guardia- explicó, ahora que aquel muchacho le había compartido sus inseguridades hacia los humanos, se sentía como una intrusa allí- Puedo irme en cualquier momento, si eso es lo que quieres.

El Exilium negó.

-No- dijo- la protectora del equilibrio puede quedarse aquí el tiempo necesario, después de todo, usted y yo no somos tan diferentes.

La muchacha se tensó.

-Bueno, ya no más- confesó con vergüenza- he fallado mi misión ante Statera.

El chico la miró en silencio, sus pupilas negras estaban tan dilatadas que apenas podía distinguir el blanco a su alrededor.

-Soy Kah- dijo él parándose sobre su dragón y haciendo una reverencia- No tiene nada porqué avergonzarse, su majestad, yo también le he fallado a los Aethereum, al nacer con estos cuernos. Ambos hemos decepcionado a los nuestros.

Aquello le hizo recordar de nuevo a Viator. Thais apartó los pensamientos sobre el muchacho y volvió a la realidad.

-Soy Thais- se presentó oficialmente- espero poder contar con tu ayuda en el futuro- le dijo.

-Los humanos le quitaron la vida a estas tierras- contestó Kah- y puede que los Aethereum ya no me consideren uno de los suyos, pero mi corazón de guerrero sigue latiendo. Cuando el momento llegue, allí estaré- afirmó el muchacho. Thais sonrió en agradecimiento y se levantó. La última Fluxa silbó y se tiró por el risco.

Kah se asomó por el costado de su dragón con una sonrisa en el rostro, Thais cayó con elegancia sobre el lomo de Gala y ambas comenzaron a volar hacia la salida.

-Buen salto- susurró Kah y se unió a los suyos.

Fluxa: La protectora de StateraDonde viven las historias. Descúbrelo ahora