12. El consejo de Statera

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Viator, ¡Viator!

Viator abrió los ojos ante el sonido de la voz de la Diosa del Equilibrio, pero cuando lo hizo, se sorprendió al percatarse de que no se encontraba en la choza de Mei. El chico se incorporó y se limpió la tierra de la armadura de obsidiana y se dirigió hacia la persona que se encontraba frente a él. Thais lo miró y su mirada no se parecía nada a la suya. Era fría y distante, cuando habló su voz trasmitió la misma sensación.

-Viator- dijo Statera. Al chico lo invadió una sensación completamente desagradable al ver a su amiga invadida por aquella Diosa- Mi recipiente está muriendo, voy a necesitar tu ayuda para salvarla.

-¿Recipiente?- repitió el chico con furia- Ella dio su vida por usted y no la considera más que un objeto, usted no la merece- contestó Viator.

-Thais hizo lo que cualquiera de los suyos hubiera hecho- contestó Statera- los Fluxa eran buenos para escuchar a los Dioses y para transmitir nuestros mandatos a los Carguimen, solo ella me queda para hacerlo. No puede morir.

-¿Y así decide tratarla?- contestó el chico. La Diosa frunció el ceño y extendió brazo con la palma abierta hacia él. Viator sintió como algo desde adentro suyo se comprimía. El muchacho gritó de dolor mientras la Diosa comenzaba a cerrar su mano.

-Obedecerás mis ordenes- dijo la Reina de los Dioses, intentando conservar la calma- cuando despiertes, llevarás a Thais al Bosque Sagrado y la bañarás en las aguas del río. Yo me encargaré del resto.

La Diosa aflojó el agarre y Viator cayó al suelo de rodillas.

-¡No la ayudaré!¡No si Thais no obtiene un beneficio de todo esto!- contestó respirando agitadamente. Statera lo miró con desdén.

-¿No es suficiente premio permanecer viva?- contestó.

-Prefiero que muera antes que vivir sometida ante una Diosa como usted- dijo aunque las palabras se sintieron agrias en su boca. La Diosa se calló un momento y Viator temió que estuviera considerando de veras sus palabras.

-Bien- contestó- les daré una pequeña ayuda. En un plazo de un mes deben terminar de construir el barco de guerra y zarpar hacia las tierras Illustratum. No mucho tiempo les queda antes de que los humanos descubran a los Exilium. Deben prepararse, pues les aguardan muchas desgracias en su travesía.

-¿Qué debemos hacer cuando lleguemos allí?- preguntó Viator, cauteloso de estar excediéndose. A pesar de todo, la Diosa parecía sentirse generosa aquel día.

-Deben buscar la Guarida de los Fénix en las tierras Illustratum y luego deben viajar a las otras dos naciones para encontrar las respuestas que buscan.

La visión de Viator comenzó a nublarse y el chico supo que no le quedaba mucho tiempo.

-Thais es fuerte- admitió la Diosa- tu y los demás nunca deben dudar de su liderazgo y sus órdenes. La sabiduría de su Nación corre por su sangre y, por lo tanto, ella siempre estará un paso por delante de ustedes. Toma este consejo para el momento en el que más dudes de ella, joven Viator y recuérdalo bien porque es el único que voy a darte.

El chico quiso decir algo pero todo comenzó a oscurecerse a su alrededor y, en cambio, comenzó a oír los gritos de los Exilium, que intentaban reanimarlo.

Fluxa: La protectora de StateraDonde viven las historias. Descúbrelo ahora