30. La Partida (Final)

768 96 24
                                    

Cuando Thais, Ankara y Gala descendieron, la el brazo izquierdo de la primera se encontraba completamente cubierto de sangre.

-¿Qué pasó?- preguntó Viator soltándo la caja de madera que tenía en sus manos. Thais lo esquivó y se dirigió hacia Mei. El resto de los Exilium había comenzado a acercarse, la Reina los miró con tranquilidad.

-Un arma humana me dió- le explicó con calma, a pesar de que intentaba permanecer serena por su pueblo, la realidad es que le dolía y su rostro estaba comenzando a palidecer.

-¡Isaías, ve a buscar a Caleb!- le ordenó Arley a Isaías. El jefe de los guerreros se dirigió al resto, un grupo de hombres y mujeres pintados de celeste se voltearon hacia él- Guerreros, quiero que terminen de subir las provisiones al barco, no hagamos esperar a la Reina.

En unos pocos minutos Isaías apareció seguido por Marely, Jovan y Caleb. Éste último se arrodilló al lado de Thais.

-¿Qué pasó?- le preguntó intentando mantener la calma. La vida de la Reina Carguimen dependía de él ahora y ni siquiera tenía a Shaoran para ayudarlo.

-Me dieron con esas cosas oscuras de metal, esas cosas que...que salen muy rápido, no tuve tiempo de esquivarla- se explicó. Mei le tocó la frente, Thais había comenzado a transpirar y su piel estaba tomando un color verdoso.

Balas. Pensó Caleb.

-Necesito que la levanten y la lleven a una mesa- ordenó- necesito paños húmedos, pinzas, hilo y aguja, ¡Ya!

Un grupo de Exilium pintados con pintura roja corrieron hasta una gran choza ubicada a unos metros de la choza de Mei. Jovan corrió hacia la chica y la tomó por las piernas mientras Isaías y Arley la tomaban del torzo y el brazo derecho. Entre los tres la llevaron dentro de la choza de la curandera y esperaron por los artefactos que el chico había pedido. Por suerte los Cargimen usaban los mismos términos para referirse a estos artefactos, ¡Incluso existían las pinzas!

-Mei- le explico Caleb. Thais tenía los ojos cerrados, probablemente meditando para intentar disminuir su dolor- La Reina tiene algo llamado bala adentro de su brazo, es una pequeña cosa de metal. Tenemos que extraerla y cocer la sutura. También tenemos que parar la hemorragia.

-¿El sangrado?- preguntó Mei. Caleb asintió. La curandera le dió algunas indicaciones a dos chicas Carguimen del grupo curandero y éstas salieron corriendo por la puerta.

Mei se puso manos a la obra, limpiando la herida con los paños y los líquidos que las chicas le traían.

-Ahora hay que extraer la bala- dijo Caleb. El chico alzó la vista y sus ojos se cruzaron con los de Viator que hasta el momento no había dicho nada- va a dolerle. Mucho- aclaró. Viator se mordió el labio y miró a Thais. La chica seguía con los ojos cerrados, su rostro tranquilo.

Mei tomó las pinzas y las introdujo en su piel. Al segundo la chica abrió los ojos y lágrimas comenzaron a salir por sus mejillas. No gritaba, pero por la forma que apretaba la mandíbula, Viator estaba seguro de que estaba intentando no hacerlo.

Caleb asistió a Mei sosteniendo la carne abierta de la chica mientras la curandera sujetaba a bala con las pinzas.

Thais cerró los ojos y comenzó a retorcerse del dolor. Cuando Viator le tomó la mano, la chica se desmayó.

El resto fue más fácil. Con Thais inconsciente Mei pudo coser las suturas con rapidez. La curandera la vendó y pasó otro paño húmedo por su rostro.

Decidieron partir al día siguiente para dejar a Thais descansar. Cuando Caleb salió de la choza de Mei, toda la población se encontraba allí esperando el benedicto. Mei lo señaló y sonrió.

-¡El humano ha salvado a la Reina!- declaró y una serie de víctores prosiguieron, Caleb buscó entre la multitud y sus ojos se cruzaron con los de Jovan, que lo observaban orgulloso.

.

Viator pasó toda la noche sentado al lado de la Reina acariciando su mano. El rostro de la chica había tomado su color original y se la veía mucho mejor.

Cuando Thais volvió a abrir los ojos, había amanecido. La chica se incorporó y observó su brazo vendado. Se sentía bien a pesar de que solo tenía un poco de hambre y sed.

Luego de un desayuno, la chica ya se sentía en perfectas condiciones para viajar y se lo comunicó a todos sus súbditos. El grupo, Ankara, unos cincuenta Exilium Guerreros, diez Exilium Curanderos, Eloy y Gala subieron a la embarcación. Thais subió al final. La Reina se volteó hacia los que se quedaban.

-Cuando volvamos, las cosas serán distintas, lo prometo- declaró.- a los que se quedan, les pido que sean fuertes y que mediten, traten de comunicarse con Statera. Los días que se aproximan son duros pero nosotros lo somos más, ¡Statera, da fortitudinem!- rezó Thais.

-¡Statera, da fortitudinem!- repitieron los súbidos.

Statera, danos fuerza. Tradujo Caleb.

Viator le dió una mirada de orgullo a su amiga por su discurso, poco a poco estaba aprendiendo a convertirse en la líder que todos esperaban que fuera. La chica no le devolvió la sonrisa, si no que alzó su mano, dándole la orden a Arley, el actual capitán, de que podían comenzar a remar. El jefe de los guerreros gritó y al instante los guerreros comenzaron a remar.

Mientras la chica se alejaba de él, con su capa de piel de dragón arrastrándose por el suelo, por primera vez Viator sintió lo que debían sentir los demás Exilium cuando eran afectados por el aura de Thais y ella tenía que dejarlos.

Sintió como si en aquel momento la conexión que había entre ambos se rompiera y, temía no poder recuperar aquello jamás.

Continuará...

Fluxa: La protectora de StateraDonde viven las historias. Descúbrelo ahora