Capítulo 19

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Javier se ofreció a llevarlas personalmente con su padre, después de presenciar una despedida incómoda con Abby, quien casi grita de alegría, incluso se ofreció a ayudar a llevar el equipaje a la camioneta...

- No llores, Cass. Nos veremos pronto. – Cass, ruborizada, le sonríe con incomodidad, pues sabe que no llora por no ver a su tío Javier, sino por Ethan, aunque está muy agradecida con él.

- Lo sé, es la emoción de ver de nuevo a papá. – Mich se acurruca en su regazo con una sonrisa, satisfecha de estar de vuelta a casa.

- Mañana te llegará tu motoneta. Le diré a Christian que la traiga. – Cass sonríe, esta vez es una sonrisa genuina.

- Muchas gracias.

El viaje continúa en silencio, con un poco de nerviosismo, pero felicidad por un reencuentro muy esperado.

Cuando Javier se estaciona enfrente de esa casa, esa casa blanca y un poco despintada, con un jardín descuidado y una camioneta roja de batea y muy oxidada, Cass suspira, aquella casa de su infancia, con recuerdos buenos y amargos... Mich salta literalmente del auto, se despide con la mano de su tío Javier y corre hacia la reja despintada y un poco rota de la casa.

- Muchas gracias por todo, cuida de Abby y en especial a Isabel. Es una mujer fantástica. – Javier sonríe con afecto.

- Gracias a ti, me has enseñado mucho en estos meses, claro que las cuidaré, son mi razón de ser. – Cass sonríe y abraza a su tío, luego baja sus maletas, las toma y camina lentamente hacia su casa.

Dentro, Francisco y Mich se funden en un abrazo fuerte, de esos en donde cierras los ojos y te pierdes en las emociones, de esos que están llenos de amor y auténtica felicidad, de esos en donde sobran las palabras. Cass entra y ambos se sueltan, Francisco abre los brazos y le sonríe, por la mente de Cass pasan pequeños fragmentos, cuando su padre le sonreía así, con amor, con paciencia, como cada vez que llegaba del trabajo, cuando iba por ellas a la escuela, cuando tenía que salir, en fin, toda su vida las ha mirado así...

- Cielo, mi niña. – Cass suelta las maletas y corre hacia su padre, como cuando era pequeña, y él era su refugio, su padre la rodea con los brazos y suspira, Cass no puede retener las lágrimas.

- Papá... - Mich se une al abrazo, los tres sonríen con lágrimas en los ojos.

- Las extrañé demasiado, por favor no se vuelvan a ir así.

- Nunca más. – le asegura Mich, Cass sonríe.

- ¿Tienen hambre? – Mich corre por sus maletas, las sube a su cuarto, Cass hace lo mismo, luego Mich se queda en la sala, jugando con su muñeca. Cass va a la cocina a ayudar a su padre.

- ¿Cómo estás, mi niña? – Cass duda, pero al final decide contarle todo.

- Mal.

- ¿Por qué, Cass? – la mira con preocupación.

- Me enamoré.

- ¿Y por eso estás mal? ¡Pero si el amor es gozo!

- Lo sé, pero...

- ¿Pero...? Me estas poniendo nervioso.

- Lo siento, es que... me enamoré del... novio de Abby. – Cass lo mira, esperando ver decepción en sus ojos azules, pero viendo comprensión.

- ¿Y él no? ¿O por qué estás mal?

- Precisamente porque él también.

- Cass, yo creía que tu madre era complicada, pero tú... acabas de romper mis expectativas. – ambos se ríen, Cass pone los ojos en blanco, pero continúa.

¿Te cuento un secreto, corazón...?Donde viven las historias. Descúbrelo ahora