Capítulo XXXV.

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Sábado por la mañana y todo iba como de costumbre.

Irene había llegado a casa de sus padres la noche anterior para quedarse el fin de semana allí, queriendo pasar tiempo con sus seres queridos con tal de no pensar en lo que había estado dando vueltas por su cabeza las cosas que había escuchado el lunes por la tarde.

Le había dolido el solo imaginarse que Sehun tuviera a alguien más siendo que no habían terminado hace mucho, pero lo que sintió al comprobar que todas sus sospechas eran ciertas fue algo simplemente inexplicable y lo que le bastó para caer en cuenta de una lamentable verdad: de verdad le gustaba el economista, porque de no ser así no se sentiría de esa manera.

Un profundo suspiro abandonó sus labios mientras caminaba con desgano por el pasillo de la gran casa, sintiéndose cada vez más y más desanimada. Cuando llegó a una gran puerta color caoba, giró el pomo de ésta y lentamente la abrió, asomando la cabeza para ver a la persona dentro.

— ¿Me llamabas, padre?

Jeonghoon sonrió espléndidamente cuando Irene se abrió paso por la habitación, dejándose ver con su vestimenta de casa que, al contrario de hacerle ver como una vagabunda, resaltaba aún más su encanto natural.

—Me sorprendió verte despierta tan temprano.

—La costumbre, ya sabes —sonrió, acercándose a los brazos extendidos del hombre que clamaban por un abrazo—. ¿Y tú? Pensé que era tu fin de semana libre.

—Lo es —la estrechó entre sus brazos, revolviendo su cabello y haciéndola reír— ¿Por qué estás tan apagada, cariño?

—El trabajo, pa. —mintió, algo que Jeonghoon sabía que haría.

—Dime la verdad, hija. Sabes que estoy aquí para ti en todo lo que necesites.

Desde siempre Irene le tuvo una gran confianza al hombre, ya que este siempre le mostró su sonrisa más sincera y le abrió los brazos cuando más lo necesitaba. No era su padre biológico, lo tenía más que claro, pero Jeonghoon se había comportado como uno incluso cuando el verdadero estaba presente en su vida.

Bae Hyukjae fue el padre más frío y cruel que alguien pudo tener, jamás le tuvo un real cariño a la de cabellos claros, ya que para él ella sólo fue el fruto de un momento de calentura con la primera chica que encontró, maldiciéndose al descubrir que aquella chica era de la misma clase alta que él, que se había enamorado y que debía hacerse responsable o sería desheredado.

Siempre que recuerda a ese bastardo, un odio inmenso ennegrece su corazón y sucesos del pasado amargan su presente. Hyukjae hizo cosas que arruinaron su vida y por esa misma razón ninguna lágrima salió de sus ojos al enterarse de que él había fallecido por un infarto.

No podía creer cómo una persona ajena a ella, que llevaba otro tipo de sangre y que no tenía nada más en común con ella que su madre le brindara todo ese amor del cual el destino la había privado, dándose cuenta de que, desde el primer momento, el verdadero título de padre se lo llevó Jeonghoon.

«No puedo ocultárselo, no a él» resignada pensó, esperando que hablar sobre ello realmente le trajera un respiro al alma y le sacara al menos un poco el peso de encima.

—Y-yo... ¿Recuerdas que estuve saliendo con un compañero?

«Claro que lo recuerdo» se burló su subconsciente, mas manteniendo su expresión preocupada. Se limitó a asentir.

—El tema es que él decidió terminar todo porque ya no sentía lo mismo y no quería atarme a algo así —dijo en voz baja, apoyando su cabeza en el hombro del mayor—. Terminamos en buenos términos y pensé que con el tiempo todo mejoraría, pero un detalle me hizo tener muchas dudas al respecto de qué tan sincero había sido él.

Cute and pervert » hunhan.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora