Capítulo XXXIII ━ parte uno.

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— ¡Ni se te ocurra mostrar mis álbumes de fotos de cuando era pequeño!

— ¡Pero polluelo mío~!—alegó con un puchero la mujer mayor, intentando hacer aegyo para intentar convencer a su hijo— ¡Estoy segura que a Luhannie le gustará verte todo rellenito y gruñón!

— ¡Que no!

No creía posible que sus mejillas estuviesen tan calientes, de seguro estaría horriblemente sonrojado y su madre se aprovechaba de ello para dejarlo en vergüenza con el risueño rubio junto a ella.

Sabía que Hyoseong salía de cualquier lógica y no era precisamente catalogada como una "madre normal". Si bien en su niñez gozaba de ello porque ella se le unía en sus juegos sobre astronautas y extraterrestres, ahora no era algo que le gustase admitir, menos cuando ella seguía tratándolo como el niño de ocho años que se subía a los árboles para simular que estaba volando por el espacio en una nave espacial.

Apenas abrió la puerta todo se volvió confuso y difuso, tanto por la emoción de la mujer al conocer finalmente al famoso "Luhan" como por su típico comportamiento juguetón y meloso. El rubio, en ese momento, se había notado bastante curioso con la radiante personalidad de Hyoseong y no dudó ni un segundo en sonreírle espléndidamente, dejando a Sehun con una ceguera temporal debido a los potentes brillos que deslumbraron por todo el departamento.

Siempre tuvo en cuenta que hacer que sus novias congeniaran con su madre en el primer encuentro sería una tarea complicada, ya que ella se ponía demasiado sobreprotectora y lo hacían ver como un niño de mamá, cosa que a las chicas no les gustaba en demasía. Sin embargo, todo fue distinto con Luhan, porque, desde que ella lo divisó aún del otro lado de la puerta, vio aquel destello extraño en su mirada, aquel que su madre mostraba únicamente cuando algo era de su agrado.

«¿Cómo hace para encantar a todos?» Se preguntaba mientras observaba a la mayor mostrarle su vergonzoso álbum de fotos, mirándolo con una sonrisa de oreja a oreja conforme la risa de Luhan se hacía más y más constante con el paso de las páginas.

Dejando de lado la vergüenza, se sentía feliz, jodidamente feliz y no era para menos, ya que sus dos personas favoritas estaban frente a él, riéndose como si no hubiese un mañana de sus estúpidas fotos de niño y regalándole la imagen más perfecta que jamás pudo ver.

Y cuando su madre lo miró por breves instantes, aprovechando que el rubio estaba muriendo de risa, supo claramente lo que ella estaba pensando; porque incluso sin haberle contado lo que últimamente acontecía en su vida, ella y su intuición materna lo habían leído como a un libro abierto, coincidiendo en algo más que notorio: había hecho bien en escoger a Luhan.

Cuando la hora de ir a dejar a Luhan a su hogar llegó, Hyoseong lo abrazó con fuerza y le prometió volver la próxima semana para que pudiese demostrar sus buenos dotes culinarios, a lo que él gustosamente aceptó mientras Sehun lo jalaba de la mano hacia la puerta principal.

—Noona es demasiado adorable —dijo una vez ya se encontraban caminando por el pasillo, dejándose guiar por el mayor hacia los ascensores—. ¡Tenemos muchas cosas en común!

Sehun se mantuvo en silencio una vez pararon frente a las puertas del ascensor, esperando impacientemente a que este llegara para poder entrar. Mientras tanto, Luhan seguía divagando con una enorme sonrisa en el rostro, haciéndole sonreír inconscientemente.

«Es precioso cuando está feliz»

Cuando el característico sonido de la caja metálica se hizo presente junto a la apertura de puertas, no lo dudó ni por segundo antes de empujar a Luhan hacia dentro y presionar rápidamente el botón del menos uno junto al de cierre de puertas. Luhan lo miró sorprendido y quiso preguntar el porqué de la acción tan bruta, mas sus palabras quedaron atascadas en su garganta cuando el fornido cuerpo del mayor se acopló junto al suyo y unos suaves labios se apoderaron de los suyos, robándole el aliento.

Cute and pervert » hunhan.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora