Capítulo XLVIII.

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Baekhyun se sentía desfallecer con cada minuto que pasaba. En la parte superior del móvil calculaba la cantidad de minutos faltantes para que se cumpliese la media hora mientras que en el resto de la pantalla estaba listo el número de la policía, cuestión de pulsar sobre la pantalla y darles la dirección que Luhan le había enviado.

No dudó ni un milisegundo en llamar cuando la media hora estuvo cumplida, avisándoles a los oficiales dónde se encontraba Jeonghoon y que la vida de su nieto estaba en peligro por él mismo. En ese momento su corazón dejó de palpitar con tanta rapidez, al borde de un paro cardiaco, pero la angustia seguía allí, rezando para que nada malo le estuviese pasando al pequeño rubio.

No era consciente de ello, pero toda la carga emocional que contuvo tantos años estaba desapareciendo.

Mientras tanto, Hyoyeon y Sehun buscaban por la casa de la primera a Luhan, luego de recibir una llamada del director preguntando por sus ausencias y frustrándose al no dar ni con el más mínimo rastro del susodicho.

― ¿Dónde está? ―la madre se sentía desesperada, dando vueltas de un lado a otro por la sala de estar, observando como el economista mantenía el móvil pegado en su oreja a la espera de una respuesta de Luhan― Él no hace esto...

De pronto una llamada, una explicación desesperada y todos iban en dirección hacia donde estaba Jeonghoon, encontrándolo sobre el cuerpo de Luhan y propinándole golpes de puño que le arrancaron más de un sollozo a la madre.

Ella fue incapaz de verle la cara mientras se lo llevaban al auto policial, sólo mantuvo su vista en su herido hijo y en cómo se desvaneció de un momento a otro, llenándola de angustia y miedo, mucho miedo.

Su vida se acabaría si Luhan partía de este mundo.













El hospital era un lugar lúgubre, cada rincón sombrío y frío que calaba hasta lo más profundo de los huesos en esa época, donde el invierno estaba cerca y el sol no mostraba sus alegres rayos por las espesas nubes que se lo impedían.

La habitación 406 no era la excepción, incluso si quien residía allí se caracterizaba por ser incluso más brillante que la estrella más grande de la vía láctea.

La expresó calma de Luhan no contrastaba con los moratones que se podían apreciar en su rostro, mucho menos su palidez, sólo los pitidos normales del electrocardiógrafo permitían deducir que todo estaba en perfecto orden con él, cosa que le dio un alivio inmenso a todos.

Ya llevaba tres días internado, tres días desde que su corazón dejó de latir justo al entrar a la sala de urgencias y donde recurrieron a hacerle reanimación, milagrosamente salvándolo de morir. Kibum se encargó de mandar esa mañana a la preocupada madre que no había querido separarse del menor en ningún momento, obligándola a ir a dormir unas horas decentes y que se alimentara como correspondía. Lo mismo había hecho con Sehun, quien tampoco se había alejado de él desde lo acontecido y con este necesitó más ayuda, siendo Kris el encargado de arrastrarlo por el hospital hasta su auto y llevarlo a su departamento.

Cute and pervert » hunhan.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora