Parte 11

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Kyubi

Aria se durmió toda la noche sobre mí, se veía tan linda que no pude evitar acariciar su cabeza mientras pensaba en el porvenir que tendría junto a ella, me dormí profundamente sumido en esos agradables pensamientos.

Cuando desperté los ojos de Aria estaban sobre mí y con su mano jugueteaba con el pelaje de una de mis colas mientras me sonreía dulcemente.

-Buenos días zorro dormilón -dijo con voz cantarina y luego me planto un suave beso en los labios.

-Buenos días preciosa -dije al tiempo que le devolvía el beso- ¿cómo amaneciste?

-Acostada sobre ti -dijo soltando una carcajada- ¿y tú?

-Con una hermosa ninfa sobre mí -un pequeño gruñido provino del estómago de ella- una hermosa ninfa con hambre, quédate aquí, voy a preparar el desayuno -me levante con algo de pereza y me dirigí afuera de la casa.

Solo me vasto adentrarme un poco en el espeso bosque para encontrar un matorral lleno de rojas vallas y cerca se escuchaba el cantar de un rio.

Me dirigí allí y tras un par de intentos logre pescar un pez de buen tamaño. Regrese a la cabaña con los ingredientes y me encontré con Aria avivando las moribundas brasas del fuego del día anterior.

-¿Qué haces levantada? ve a acostarte –le dije con tono de orden, estando levantada sus heridas podrían reabrirse y tardar aún más en sanarse.

-Te ayudare con el desayuno -dijo al mismo tiempo que terminaba de encender el fuego- además esta vez cocinare yo.

-No es necesario que hagas eso -dije mientras dejaba todo sobre la mesa y lanzaba una mirada furtiva a la ninfa que se me acercaba- quiero que regreses a la cama, ahora.

-No, estoy cansada de estar acostada -la mire de arriba abajo, seguía cubierta por las vendas y su olor se mezclaba con el de las hierbas medicinales aplicadas en estas- además, el pescado es muy difícil de cocinar y que quede en su punto exacto.

-Bien... tu ganas, me ayudaras a hacer el desayuno, luego te cambiare las vendas y por ultimo regresaras a la cama a descansar y no te levantaras hasta mañana ¿sí? –sus ojos brillaron ante la victoria en el campo de batalla.

-Si -una gran sonrisa se había instalado en sus labios, me tenía comiendo de su mano.

De haber sabido lo mucho que me arrepentiría de aquel "si" hubiese dejado mi debilidad a un lado, para mandarla a la cama como era debido dada su condición.

Ella de inmediato se puso a trabajar y a mí me mando a buscar agua al pozo, al regresar lo primero que vi fue el destello de un cuchillo dando vueltas en el aire para ser tomado ágilmente por la pequeña mano de Aria, que con un rápido movimiento quito todas las escamas del pez, las cuales fueron a parar a un pequeño recipiente que se encontraba debajo de ella.

Clavo el cuchillo en la tabla de cortar para luego extraer otro de un cajón cercano con el cual abrió el estómago y destripo al pez retirando uno a uno sus huesos, mientras yo observaba fascinado el espectáculo.

Ella parecía realmente concentrada en aquella tarea y yo solo la miraba rezando porque no se cortara un dedo en esa maraña de cuchillos que iban y venían, algunos peligrosamente cerca de su piel.

-Aria deberías tener cuidado con... -un cuchillo se clava en la tabla y el sonido resuena por toda la habitación dejándome mudo.

-No te preocupes ya estoy acostumbrada a hacer esta clase de cosas -dijo mientras me miraba y sonreía amablemente para seguir con su tarea.

El zorro de las nueve colasDonde viven las historias. Descúbrelo ahora