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El dolor de cabeza martilló desde que abrí los ojos. Los fragmentos de lo sucedido la noche anterior, pasaban como si de una película se tratasen. No puedo creer que mi ídolo artístico se haya acercado  a ofrecerme su ayuda, aunque cabe recalcar que no sirvió de nada.

La música rock siempre me había gustado y cuando esuché por primera vez una canción de ellos, eso me hizo volar metafóricamente. Quedé enamorada de la voz del personaje principal de la banda. Por internet pude averiguar un poco sobre ellos y cuando descubrí casualmente, que ellos se paseaban por todo Estados Unidos, especial por Los Ángeles, deleitando a todos con su música, comencé a seguirlos. Dos años enteros que bailaba y rockeaba escuchando su música. Era como la gloria el entrar a los bares y saber que ellos tocaban, era lo mejor que me podía pasar, pero solo bastó un momento para ver lo idiota que pueden llegar a ser. O sea, me impacto mucho la actitud del chico al protestar por ayudarme, que me hizo sentir completamente mal. ¿Quién en su sano juicio ayudaría a una don nadie que no tiene nada que ofrecerles a ello? Bueno, a excepto de problemas y contagiarlo con la maldición de la mala suerte.

Yo soy sincera y directa, pero sobretodo muy realista. Sé lo apestosa que es mi vida. Tener que ganarme la vida como dobles de películas baratas, de baja calidad, y sin tener un solo peso con el que poder darme lujos. Pero, eso fue lo que me tocó vivir y me tengo que atener a las consecuencias de venir de una maldita familia pobre.

—Nena, necesito más agilidad en ti — el director aprieta mi colorada mejilla — Tienes que mostrarme más, mucho más.

¿Por qué la vida se encarga de aplastarme?¿No me puede salir aunque sea, algo bien? Estoy cansada y no es para sorprenderse. Llevo repitiendo la escena desde que salió el sol y ya casi anda ocultándose. No comprendo por qué no puedo hacerlo de una sola vez, si no es los extras, soy yo que no lleno la expectativa del director.

Cansada hago una mueca sin que me vea y me pongo en posición. Aprietan el cable que cuelga de unos tubos de metales. Aseguran un poco mi vida —cosa que me sorprende— y limpian mi sudor. Solo debo de saltar desde el segundo piso del centro comercial y dar una vuelta en el transcurso. Nada del otro mundo.

—Quiero que le eches ganas y lo hagas bien  perro — ya mismo el auto parlante se lo quitaré y lo tiraré del maldito segundo piso. Me está exasperando — Luces, cámaras y ¡acción!

Salto con toda la fuerza que puedo tener siendo testigo del taladreo de mi cabeza. Doy la vuelta que me pide, viendo todo borroso a su vez. No me queda más remedio que hacerlo bien "perro" como lo ha indicado él. Caigo en el suelo y de inmediato me levanto. Tomo posición de combate y comienzo a pelear hasta que escucho el corte.

—Excelente — aplaude — Si lo hubieras hecho así desde el principio, nos hubiéramos ahorrado todo esto — me sonríe haciendo que sus ojos achinados, se cierren por completo. Para terminar él es un asiático ¿Qué más puedo esperar? — Ayúdenle con las cuerdas.

Dejo que toquen mi cuerpo sin protestar, la verdad es que ya quiero largarme de aquí antes de verle la cara a Priscila porque hoy sí que no lo soportaría y para tratarla mal, prefiero evitar todo eso. Al menos pienso dos veces el tratarle mal, tampoco soy tan perra como aparento.

—Fila de indio para los cheques.

Sin un rastro la ropa del rodaje, hago la fila para tomar mi paga. Sí, esa que en cuanto tenga en mano tengo que dejársela a Mayra. Esa es mi realidad y no me molesta admitirla.

Los tres dígitos antes del punto, hace que goce mentalmente y más lo hago al ver que hay un poco más de lo pensaba. Al fin algún día podré comprarme ropa, aunque esta sea de segundas manos. Siempre me ha gustado combinar lo mismo con diferentes piezas. Es decir, la misma camisa con diferente parte de abajo añadiéndole detalles que le hagan cambiar el look por completo y así al menos la gente no se dé cuenta de que llevo la misma ropa, aunque eso es una jodida cosa que me tiene sin cojones. Yo no tengo que alegrar a la sociedad, la perfección es la enfermedad de esta nación. Hace brillar la luz en lo que sea que está mal y eso a mí, no me interesa en lo absoluto es por eso que me vale verga lo que la gente piense.

Perfect Illusion | Jesse Rutherford - The NBHDDonde viven las historias. Descúbrelo ahora