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Axel:

La vida se encargaba de joderme una y otra vez, esto era una evidencia de que sí, realmente estaba jodida. Llevaba una maldición y no era precisamente la de Fiona en Shrek. Esto era horrible, realmente horrible. Llevaba un día y medio dormida y casualmente acabo de despertar, me encontraba de lado esperado a que entrara alguien a mi rescate. Unas ganas enormes de quitarme el suero e irme tenía, pero no era lo mejor y tampoco lo más saludable y al menos debería de saber el diagnóstico del doctor.

Esto me recordaba a mi padre y madre, especial a esta última que varias veces por los embarazos que detuvo, se encontraba siempre aquí. Mi pregunta siempre era por qué no la cerraban en psiquiátrico... la muy perra siempre se salía con la suya y como tenía un poder de convencimiento enorme, los doctores la dejaban ir. O sea, esa mujer necesitaba ir a Alcohólicos Anónimos o hacer algo para recuperar su vida, sin embargo siempre estaba en lo mismo. En beber, drogarse, fumar y estar con su marido que siempre andaba igual o peor que ella. Y era una lástima porque a pesar de todo ella seguía siendo mi madre, esa mujer que me dio la vida y en algún momento de lucidez, me crió de la manera en que debía y no con una botella en la mano.

—Señorita — una enfermera interrumpe mis pensamientos. Me giro un poco para tratar de verla, pero el dolor en mi abdomen y vientre bajo era horrible — He venido para hacerle un registro y unas preguntas del protocolo, ya que al usted no llegar lúcida al momento de ser ingresada, no tenemos su información personal. ¿Está de acuerdo con que le haga una serie de preguntas o prefiere que sea en otro momento?

—E-está bien — digo forzadamente ya que mi garganta está completamente seca. Ella se acerca y me tiene una botella de agua a la par que va sentándome en la cama con el control — N-no me siente demasiado, me duele el estómago.

Asiente y luego apunta en la tabla de metal.

—Okey, comenzaré. ¿Está bien? — asentí de a poco — ¿Nombre completo?

—Axel Congwell Pierr.

—¿Edad?

—Veintidós.

—Al momento de llegar aquí, ¿qué sentía?

No recuerdo mucho de cómo llegué aquí, lo que sí sé es que el dolor y las asqueadas eran muchas.

—Mucho dolor en mi vientre, inestabilidad al caminar. Estaba mareada y con náuseas, me sentía débil — contesté recordando un poco.

—¿Tiene alguna ETS? — fruncí mi ceño sin comprender qué estaba preguntando — ¿Enfermedades de Transmisión Sexual?

Palidecí. Que yo supiera no tenía ninguna al menos que Jesse me hubiera contagiado con alguna. Y créeme, eso jamás se lo perdonaría. Sería muy bajo de su contagiarme sin al menos habérmelo advertido.

—No hasta donde yo sé — contesté sincera. Siguió anotando.

—¿Fumas, utilizas alguna droga o medicamento controlado?

—Fumaba, ya no lo hago.

—¿Has tenido problemas alimenticios en los últimos seis meses?

—Sí — contesté sin titubear.

—¿Has estado embarazada, algún aborto?

Perfect Illusion | Jesse Rutherford - The NBHDDonde viven las historias. Descúbrelo ahora