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Respire profundo mientras escuchaba el llanto del bebé por el monitor. Me había acabado de levantar a ir al baño, esa costumbre de hacerlo embarazada se me quedó por completo. El llanto de mi pequeño es bajito y tan delicado que en mi pecho mi corazón da dos volcones al ver a mi pequeño Malakai en su enorme cunita solito. Ya le tocaba leche y me sorprendió el ver a mi pequeña Danya dormida sin ápice de querer despertar.

—Hola bebé de mami — le hablé con voz melodiosa al pequeño mientras lo sacaba y él continuaba llorando. Era tan pequeño, solo había medido 20 pulgadas y había pesado ocho libritas con dos onzas. Al contrario de mi pequeña que había medido 19 y pesado ocho con una onza — Malakai, mama está aqui para darte tu leche.

Tomé asiento en la silla de mecer que estaba en una esquina. Así habíamos adornado la habitación de los pequeños. No queríamos hacerlo, pero luego nos decidimos por algo sutil y delicado que indicara que esta era la habitación de nuestros bebés. Habia un tono azul casi indigo junto a un lila claro. Ambos colores iban en ombré en las paredes, junto a nubecitas tan delicadas que casi lloré al ver todo realizado y compararlo con la foto de pinterest.

Saque mi teta y de a poco se la coloqué en la boca. Ya les tocaba leche porque las sentía muy duras, tanto así que grité bajito cuando chupó. Me dolía demasiado lo que hacía mi bebé.

—Tranquilo mi pequeño, a mamá le molesta un poco su seno — solté un gemido de dolor. Tenía mis tetas muy delicadas, sin contar que todavía no he aprendido a amamantar adecuadamente. Me falta mucha practica para mejorar.

Bostecé mientras dormía al bebé. Esta eran mis noches y aunque en el día estuviera muy agotada, no cambiaba lo feliz que estaba cada minuto que pasaba. Estaba con mi familia, la familia que yo habia creado junto al hombre que amaba.

Llegue a la cama y lo primero que encontré fue a Jesse mirándome.

—¿Ya se durmió? — preguntó con delicadeza, agrandando las manos para que me situara ahí.

—Sí, se ha dormido — bése u mejilla y me acosté a su lado — Mañana tomare la última clase de lactancia, eso me ha ayudado demasiado.

—Que bueno mi vida... después de eso, ¿piensas hacer algo?

—No, pues regresar a la casa. Ya sabes, tu mamá viene mañana a ver a los pequeños y probablemente los chicos lo hagan.

Lo escuchen bufar en la oscuridad y yo solté una risita.

—Vienen todos los días a "ver" a los pequeños, se creen que son hijos de ellos. Si los dejo, son capaz de llevárselos al estudio.

—Para eso deben estar un poco más grande. ¿Sabes? Yo no tengo problema con que uno de nuestros hijos quiera ser como tu, o incluso si ambos quieren entrar en tu mundo, pero lo que jamas me permitiría es que fueran como alguna vez yo fui. Quiero que sean grandes en esta vida, mucho mas grande que ambos.

—Y así serán, Xelly. Y si son como tu has sido, me sentiré orgulloso porque tu has sido muy valiente y luchona. Recuérdalo siempre, mi amor. Tu eres un orgullo para mí.

Bese sus labios agradeciéndole su palabreo. La verdad es que él siempre encuentra cómo hacerme sentir bien. Me recordaba lo perfecta que era, siempre me recordaba lo orgulloso que se sentía de mí. Y eso me hacía amarlo cada día más. Jesse era el hombre perfecto, mí hombre perfecto y cada día estaba más segura de que con él jamás acabará esta felicidad.

—Voy a retomar los estudios — dije en la oscuridad. Su agarre en mi cintura se hizo mas fuerte, apretó mi cintura.

—Eso es maravilloso, Axel. Pero debemos de buscar a alguien que cuide de nuestros niños mientras estes fuera. O por lo menos, alguien que ayude a mi mamá. Sabes que ella no dejará que los dejes y se va a molestar si no contamos con ella para que los cuide.

Perfect Illusion | Jesse Rutherford - The NBHDDonde viven las historias. Descúbrelo ahora