18

420 31 26
                                    

Me dolían los pies. Llevaba caminando al rededor de tres minutos para llegar a la parte que deseaba de la universidad. Hacer esto me cansaba, Jesse tenía razón cuando me lo advirtió, pero como siempre decidí ignorarlo.

Había comenzado las clases hacía dos semanas y se me hacia cada día más difícil encontrar la motivación a continuar. Me cansaba con rapidez, tenía hambre en todas las clases y me daba mucha pesadez. No era bueno y tampoco saludable, supongo. A veces quería hasta llorar en mitad de la clase, pero me aguantaba lo más que podía. Eran muchas las ganas de orinar y sin contar los calambres que me daban algunas veces. Pero, por lo menos debía de hacer lo que estaba en mis manos para no perder ese semestre. Me costó una puta el poder ponerme al día, pero aunque no quisiera iba a tener que darme de baja y ver cómo me convalidaban las calificaciones que ya tenía y gracias a las constelaciones eran muy buenas. Realmente no quería perder mi semestre, por nada del mundo. Y aunque ya faltaba poco para las vacaciones, eso no me tranquilizaba, no creo que aguante tanto.

—Hola, Jesse — dije saliendo del aula y contestando la llamada.

Nena, ¿cómo te sientes?

—Perfectamente, nene — le digo siguiéndole el juego. A pesar de todo, en estas últimas dos semanas nos hemos complementando muy bien.

Eso me encanta... por cierto, quiero recordarte que hoy tenemos cita en la ginecóloga — giro mis ojos al escucharle. Parece como si él fuera quien tuviera los bebés y no yo.

—Eso es correcto, lindo — le confirmo — Ahora mismo voy saliendo de la universidad. Voy... — un gemido se escapa de mis labios al pisar el primer escalón de salida. Siento una punzada en mi vagina y algo de dolor en mi vientre bajo.

—¡¿Axel?! — grita en la linea — Dios, Axel no me asustes. No entres en el auto, te iré a recoger e ir de una vez al hospital.

E-estoy bien, solo ha sido un pequeño dolor. Ya sabes, son dos — digo mordiendo mi labio y frunciendo mi ceño del dolor. Realmente me duele, pero es normal. Bueno, pienso yo, son dos bebés y es mucho más la presión.

Toco mi vientre y me sorprendo al sentirlo tan duro. Parece una piedra gigante. Lo sobo lentamente y luego de tranquilizarme un poco, camino hasta unos asiento. Respiro profundo, y tomo agua.

—Santo Rock, ¿qué es esto?

—Señorita, ¿se encuentra bien? — un joven se acerca a mí junto a dos chicas más.

—Sí, s-soo... — gimo lentamente al sentir nuevamente el dolor. Mis pies están con calambres al igual que mi panza está dura, muy dura — C-creo que estoy tiendo contracciones, pero no se preocupen. Por ahí viene mi novio.

—Solo, respira por favor — dice una chica — Estamos estudiando enfermería.

—¿Cuánto tiempo tienes? — esta vez la otra es quien habla.

—Veintiséis semanas.

—Wow — dice sorprendida — Tienes una panza muy grande para tan poco tiempo.

—Son dos.

—Ah, por eso es.  ¿Y que van a ser?

—No lo sé todavía — digo respirando de a poco — Hoy voy a ir a saberlo con mi novio.

—Bueno, pues esos pequeñines deben de quedarse quietecitos ahí — dice el chico.

—¿Estudias aqui? — pregunta la primera chica — ¿Cómo te llamas?

—Sí, sí estudio aquí — le sonrío — Me llamo Axel.

—¡Me encanta! Qué original, ¿no? — dice entusiasmada — Yo siempre quise que mi mama me pusiera Alexander y me llamó Julia, la muy perra — dijo graciosa, intentando hacerme reír, cosa que logró.

Perfect Illusion | Jesse Rutherford - The NBHDDonde viven las historias. Descúbrelo ahora