Capítulo 16

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Después de comer lo que Doreen había servido, Aitana y Omar tomaron camino hacia la sala, donde continuaron con la revelación.

La joven le daba vueltas una y otra vez a todo lo sucedido. Encajaba muy bien con los secretos que habían guardado. Era como recién despertar de la ignorancia que la mantenía dormida.

― Mi familia sabe todo también, ¿cierto? —dijo bajito, mientras el español le acariciaba el rostro.

― No. Como guardianes conocemos los riesgos, por eso tratamos de llevar una vida cotidiana sin alborotos. Doreen y August me comentaron que este secreto solo les pertenecía a Lina y Lucho. En mi caso, solo a mí.

― Todo esto es una locura... —suspiró y se acercó más a Omar, juntando su frente con la de él—. Y precisamente tú...

― Sí. A mí también me pareció muy irónico que estuvieras involucrada.

Ita le buscó la boca lentamente, casi parecía que la dominaba el sueño.

Omar le explicó que su cuerpo aún no estaba acostumbrado a usar energía con tanta potencia, por eso se había desmayado la noche anterior y se sentía cansada.

Le habló que, a pesar de ser guardianes, hay muchos secretos que se mantienen en la naturaleza de los caballos, como no saber cómo son los encuentros con los muertos o llevar las oraciones al cielo.

Y prefería no saber. No le gustaría que Aila, Blair u otro elemento corrieran peligro por ello.

Como anécdota, Aitana recordó que la abu dijo que había escuchado la voz de Lelo un día, mientras estaba con Blair, y aseguró que fue por el caballo. En ese momento, la nieta lo tomó con ternura, conociendo el vínculo amoroso que la unía al equino. Solo en ese instante supo que la abu habló literalmente.

― Ita, si decidieras tomar el puesto de guardiana...

Y una punzada fría se introdujo por las venas de la joven: «los jinetes oscuros», iluminantes¸ batallas para defender a Blair, la ilusión de la abu...

― Tendrías que entrenar con los otros dos iluminantes.

― ¿Cuáles son, Omar?

Remoline y ventastic —y ella suspiró—. Sé que es una gran responsabilidad. Debes analizarlo y decidir. Sea lo que sea, estaré contigo —y la besó.

¿Pero ella podría realmente decidir? Casi todo estaba predispuesto, sino era ella, ¿quién? Pasaría Blair peleando, exhausto, herido una y otra vez hasta algún día encontrar un nuevo guardián.

La responsabilidad ya estaba encima.

Blair era quien, dolido, pedía ayuda en sueños, por eso se presentó ante August, Doreen y la propia Aitana. ¿Podría tener ella la fuerza suficiente para ser su guardiana?

Sentía demasiado dolor por la pérdida de Lina. ¡Qué gran compañera, tan dulce y fuerte! Siempre pendiente de él, cariñosa, amable. Era su gran amiga. Se había ido y quemaba su ausencia.

La veía, sí, blanquita, alada, la visitaba y sentía su abrazo otra vez en el mundo eterno, pero esos instantes solo lo entristecían más, porque ella no regresaría.

Lina era jovencita cuando la conoció, esbelta, de cabellos castaños. Como pudo le enseñó su propósito y la función de cada iluminante. Al contrario, otros se asustarían y pensarían que estarían locos, Lina sonrió y aceptó orgullosa su destino. Aprendió y supo que su misión principal e importantísima, era ser esa compañía fuerte, esa roca de apoyo para su amado caballo. Quizás se pensaría que más bien, el guardián era Blair.

El legado de LinaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora