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I came in like a wrecking ball! *Insertar vídeo del gatito tirando los libros*
Hoy empezamos con una reflexión personal, sacando un poco la seriedad que caracteriza estos consejos. Espero que no les moleste (y, si les molesta... Qué les digo, buena suerte con eso).
Soy una adolescente, así que sí; sí entiendo sobre excusas. Las pongo todo el tiempo: para salir con mis amigos, para no hacer mi tarea, para leer "solo un capítulo más"... Digamos que tengo un repertorio bastante amplio. A la hora de escribir acostumbraba a poner excusas. Que no tengo tiempo, que no tengo un lugar donde escribir, que no estoy inspirada; y cientos más como esa. Sin embargo, así era como terminaba sin escribir; y déjenme decirles que no era divertido. Es por eso que hoy vengo a ayudarlos a ustedes a poder ser muchísimo más productivos con sus trabajos actuales. ¿Cómo? Demoliendo todas esas excusas que tendemos a poner. ¡Empecemos!
Excusa número 1: No tengo tiempo.
Esta es la excusa más común, y creo que entiendo el motivo: entre el trabajo y el colegio, puede que encontrar tiempo para escribir sea algo complicado. Sin embargo, vengo a demoler excusas; es por eso que hoy les traigo la solución a este problema. Todo se resume a una palabra: productividad. Sé productivo en tus demás actividades. En vez de pasar tres horas "estudiando" (dígase "mirando al techo intentando concentrarme"), estudiá en una hora y media y usá el resto de ese tiempo para escribir. No digo que dejes que tus notas bajen, pero que seas productivo y te concentres a la hora de hacer cada actividad; lo que me lleva a la siguiente excusa.
Excusa número 2: No puedo concentrarme.
Típico en adolescentes. Que solo puedo pensar en este chico, que mis amigos me mandan mensajes, que no sé qué ponerme para la fiesta del viernes... Te juro que te entiendo, y por eso te traigo este hack de la vida: la técnica pomodoro. El método pomodoro es una forma científicamente comprobada para maximizar tu productividad y tus habilidades de concentración. Consiste en desarrollar una actividad por una cantidad de tiempo (normalmente 25 minutos) y después dejar que tu cerebro descanse por un período de diez. De ese modo, tu cerebro siempre está en su mayor nivel de concentración mientras desarrollás esa actividad en la que necesitás focalizarte. Y si tu problema es el dónde...
Excusa número 3: No tengo espacio.
No, no necesitás tener un lugar solo para escribir. Si vas a crear, vas a crear en cualquier lugar. Si hay muchas distracciones que pueden meterse en tu camino, ¡eliminalas antes de empezar a escribir! Apagá la tele, avisale a tu molesto hermano que vas a estar escribiendo y que le vas a sacar a Nemo si te llega a molestar y poné tu celular en silencio. Sentate donde sea: tu cama, el escritorio, la mesa del comedor; ¡Donde sea! Solo sentate (o acostate si sos como Morpurgo) y escribí. ¡No es tan simple! Lo que pasa es que...
Excusa número 4: No tengo talento.
No sé escribir perfecto, ¡no sirvo para ser escritor! Ya, es como si un nene de trece años agarrase un bisturí y dijera "¡No sé operar, nunca voy a ser cirujano!". Si no empezás a estudiar y probar (con el juego ese que tira una descarga, no con un humano; no vaya a ser que después me culpen a mí por la muerte de pacientes falsos), nunca vas a mejorar. La escritura, como toda otra destreza, no es una habilidad innata. Las ganas de aprender son necesarias.
Excusa número 5: ¡Todos me van a criticar!
Y sí, la verdad es que sí. Muchos, esos que ni siquiera se acercaron a un libro en sus vidas (y menos a una computadora), van a criticar tu trabajo. Para ellos no importa que no sean escritores o que no pidieras su consejo, ellos van a criticar tu manuscrito igual. Sí, la verdad es que es muy probable. Sin embargo, ¡vas a tener que lidiar con eso! Es parte de ser escritor.
Excusa número 6: ¡Mi novela no es perfecta!
Y no, no creo que tu primer borrador sea reluciente. La verdad, no creo que ni el quinto borrador vaya a serlo en tu primera novela. Sin embargo, vas a tener que aceptarlo y terminar en la fase de edición para arreglar todo eso que lo hace imperfecto. Hasta entonces, vas a tener que dejar el perfeccionismo de lado si querés tener algo que editar después.
Excusa número 7: No estoy inspirado.
La inspiración es eso que esperan los demás mientras los escritores trabajamos. Ya profundizaré en esto; pero te voy a dejar en claro que, si querés escribir, no vas a esperar a la inspiración. Sería estúpido, amigo mío.
Excusa número 8: Todo ya está escrito.
Una vez una escritora famosa respondió a esto diciendo que "sí, todo está escrito; pero no por vos." La originalidad, como dice Gabriella Campbell, "está mal enfocada." No tiene tu toque, y no toda historia puede ser igual.
Excusa número 9: No me encuentro en el humor para escribir.
¿Y vas a esperar hasta sentirte "en el humor" para escribir? Já, ¿y esperás que el humor correcto y la inspiración lleguen a la vez, tomados de la mano? Suerte con eso. Para cuando eso pase los demás ya publicamos tres trilogías, una saga y un poemario.
Excusa número 10: Nunca voy a poder publicar.
¡Hola, modernidad! Les informo que existe la autopublicación (de la que mucho no voy a hablar, no estoy familiarizada con el asunto).
Excusa número 11: Escribir es difícil.
Sí, escribir no es fácil. De serlo, todo mundo escribiría. Si te resulta fácil, lo estás haciendo mal. No se va a escribir sola la novela: va a requerir de tu esfuerzo, tiempo y ganas; ¿pero sí que vale la pena, eh?
Así que ya sabés, ¡ponete a escribir! Es ahora o nunca, escritor.