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¿A qué te referís? Ah, ya sé: alto, bajo, gordo, flaco... ¿Qué? ¿Cómo que no?
¡Ya cambiamos de estación! ¿Saben qué significa eso? Que es momento de cambiar las descripciones. Sin embargo, hoy no vamos a hablar de paisajes u objetos; el día de hoy vamos a enfocarnos en un tipo de descripción que todo lector necesita: la descripción del personaje.
La manera en la que uno presenta a un personaje en una historia puede ser diferente a la manera en la que se introduce a otro personaje. Hoy vamos a descubrir cuáles son estas mediante los términos prosografía, etopeya y retrato (aunque haya más).
La palabra prosop viene del griego y significa "aspecto." Por ende, entendemos que la prosografía describe los rasgos físicos de un personaje, su apariencia externa. Cómo viste, color de pelo, peinado, complexión e imagen, entre otras cualidades.
Contrariamente, la etopeya es la encargada de describir los rasgos psicológicos y morales de un personaje, su descripción interna. Su carácter, su personalidad, sus ideales y su moralidad son solo algunas de estas características.
Cuando ambas técnicas se fusionan, se crea lo que denominamos como un retrato literario. Es cuando la descripción combina tanto las características físicas como las morales, mostrando la descripción interna y externa de un personaje.
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